No se puede disfrutar lo que no se entiende y dicho de manera positiva, el placer es derivado de la comprensión. La razón por la que esto suena poco creíble es porque se asume, por un lado, que no hay nada entretenido en el entendimiento, que de este sólo derivan formulas o teorías, según la ciencia en cuestión, que necesitan de cirujanos del conocimiento escondidos en sus batas o ancianos macilentos marcados por las barbas y las canas de la sabiduría; por otro lado, se asume que el entendimiento siempre es un acto consciente y explícito y se ignora por completo (o más bien desestima) la capacidad humana de entender implícitamente o, lo que algunos llaman, de manera subliminal. Siendo esta última la más errada concepción, y que implícitamente cancela la primera, procederé a desarrollarla.
La prueba más clara de que el placer depende del entendimiento y que este a menudo sucede de manera subrepticia se encuentra en los chistes. Como bien (y mejor) explica Freud en alguno de sus libros, la risa es una respuesta involuntaria de placer que emite el cerebro cuando entiende la combinación o confusión de conceptos y contextos que surgen en la mayoría de los chistes. Dicho de otra manera, la risa es el placer humano o la alegría espontánea producto de una rápida serie de procesos intelectuales. Y esta noción es tan clara en nuestro discurso común, que no reírse de un chiste suele atribuirse o bien a que los espectadores no lo entendieron (probablemente por desconocimiento de los conceptos y/o contextos referidos en el chiste) o bien a que el chiste es bobo o flojo, que es una manera simple de decir que no se requiere demasiada capacidad intelectual para entenderlo.[1]
Mientras su cerebro mastica la noción previamente mencionada, les compartiré un trío de chistes:
“El último día de clases, los alumnos le llevaron regalos a la maestra. El hijo del florista le entrega un ramo de flores, y la hija del confitero, una bonita caja de bombones. En eso, el hijo del dueño de la licorería se acercó cargando con una caja grande y pesada. Al recibirla, la maestra se dio cuenta que algo escurría por la base. Con el dedo recogió una gota del líquido y lo probó.
‘¿Es vino?’ dijo tratando de adivinar.
‘No’ respondió el chico.
‘¿Champaña?’
‘¡No!’
‘Me rindo, ¿Qué es?’
‘¡Un perrito!’
-Mira, me compré un reloj.
– ¿Qué marca?
-Pues la hora, hombre
Did you know that you can cool yourself to -273.15˚C and still be 0k?
Continuemos.
Que el placer o el gusto derivan de actos involuntarios de entendimiento del cerebro es más difícil de notar en la música, porque es ésta una de las artes más poco comprendidas, y a pesar de ello, más usadas y “recontrausadas” entre la gente. Su nivel de complejidad es tan alto que su desarrollo suele incorrectamente atribuirse a alguna especie de talento innato o a compararse (correctamente, pienso yo) con la física nuclear:
Por ello mismo, cuando alguien dice que le gusta alguna canción o pieza de música en particular, suele creer que depende exclusivamente de algún tipo de efecto emocional irracional y no que (adicional y esencialmente) algo en su cerebro fue capaz de entender las intenciones razonables y analíticas de la combinación melodía, armonía, voces e instrumentos; como es de esperarse, los productores de música tienen esta idea tan clara, que es de hecho una especie de fórmula matemática, o receta de cocina que repiten a perpetuidad para conmover y vender mejor. A continuación, un video con una de esas recetas:
https://www.youtube.com/watch?v=oOlDewpCfZQ
Es posible encontrar técnicas similares en cada género musical y, a decir verdad, la mayoría de las canciones actuales de casi cualquier tipo pueden ser reducidas a una fórmula básica así: [2]
- Introducción: Serie de acordes con o sin melodía que suelen ser la base armónica de toda la canción, al estilo del bajo de pasacagglia, folías o chaconas del renacimiento.
- Estrofa: Sección melódica con letra cantada sobre la base de los acordes previamente establecidos
- Coro o estribillo: Sección de máxima emoción, casi siempre en fortissimo y con notas agudas, con frases repetidas de fácil memorización.
- Repetición de los pasos 2) y 3) con una nueva letra para la sección 2) (a veces repiten sección 1).
- Sección virtuosa instrumental o vocal.
- Repetición del coro para acabar la canción, ya sea que se repita varias veces y se baje el volumen o el coro tenga un cambio al final (a menudo basado en la introducción) que permita concluir la canción.
A continuación, tres canciones de géneros diversos con la estructura previamente explicada:
https://www.youtube.com/watch?v=UKQpRgxyyqo
- 0:00-0:07 introducción
- 0:08-0:27 Estrofa
- 0:27-0:46 Coro
- 0:47-1:28 Repetición de secciones 1) 2) y 3) (aunque la sección 1) dura un poco menos que al principio)
- 1:28-1:47 Sección virtuosa instrumental. En este caso un sintetizador tratando de sonar como un clavecín barroco, acompañado de batería y un instrumento haciendo notas graves que podría o no ser la guitarra (no me suena a que sea un bajo eléctrico).
- 1:47-2:28 Repetición del coro para terminar la canción. La conclusión es la repetición del estribillo acompañado de la guitarra de la introducción.
https://www.youtube.com/watch?v=cL7doi-X_Lk
- 0:00-0:49 Introducción. En el Reggaeton y en general en los estilos derivados del Hip Hop (y de alguna manera corrompida del jazz, el latin jazz y a su vez de la forma rondó clásico), la introducción suele incluir el estribillo (una frase más corta que un coro que se repite varias veces).
- 0:50-1:09 Estrofa
- 1:10-1:28 Estribillo
- 1:29-1:54 Estrofa. En este caso no se suele repetir el estribillo, porque supongo que hasta Daddy Yankee se cansó de andarlo repitiendo jejejeje.
- 1:55-2:13 Sección virtuosa vocal.
- 2:14-2:57 Estribillo para terminar, de hecho exactamente igual a la introducción.[3]
https://www.youtube.com/watch?v=FVTxmZOfOKQ
- 0:00-0:07 Introducción
- 0:07-0:23 Estrofa
- 0:23-1:17 Coro
- 1:17-2:25 Repetición de los pasos 2 y 3
- 2:25-2:50 Sección virtuosa vocal
- 2:50-3:43 Repetición del coro, con pequeñas variaciones en la voz principal para terminar la canción
La noción de forma canción, con estrofas y coro está tan implantada en la cabeza de las personas y es de tan fácil comprensión que genera respuestas placenteras inmediatas, comparables a rituales repetidos como, por ejemplo, quitarse los zapatos al llegar a la casa o ponerse pijama para dormir. Y más fácil comprenderlas, mientras manejando la misma estructura, presenten secciones que puedan ser reproducidas a la perfección por el que la escuche, ya sean secciones melódicas como “Hey Jude” (“Naa, na, na, nánana, naaaaaaa, nánana naaaaaa, Hey Jude”) o motivos rítmicos como We Will Rock You (¡Pum Pum Chis! ¡Pum Pum Chis!Pum Pum Chis!). Igualmente pueden ser reproducidas secciones enteras de rap (ya sea que vengan en hip hop, reggaetón o cualquiera de sus derivados) pues, aunque aprendérselas requiere de varias repeticiones y buena memoria (y cierta habilidad articularia), no le piden a la persona cantar o entonar una melodía, lo que las hace significativamente más fáciles. Adicional a lo anterior, si el tema del que trata la letra de la canción es identificable por la persona que lo escucha, con mayor probabilidad va a reaccionar positivamente.[4]
Ahora bien, la música llamada clásica no está exenta de estas fórmulas y recetas, pero es evidente que su número de seguidores es menor y la razón es simple: Sus recetas y fórmulas son, en general, más complejas y son desarrolladas en piezas o canciones[5] de mayor longitud. Una canción moderna dura entre tres y cinco minutos, como tiempo estándar, mientras que no hay una duración definida en la música clásica y puede tener desde piezas más cortas a significativamente más largas.
La primera noción difícil de entender, es el hecho de que una unidad de música clásica suele estar conformada por un grupo de piezas musicales llamadas movimientos. Por ejemplo, la famosa quinta sinfonía de Beethoven contiene cuatro de estos movimientos, de los que la gente suele solamente reconocer el primero, que es donde más evidentemente se escucha el legendario motivo, rítmico-melódico “cha-cha-cha-chaaaaan”. La famosa marcha fúnebre de Chopin, cuyas primeras notas suelen ser cantadas para denotar algo tétrico, es solamente el inicio parte de una pieza romántica y conmovedora, que es a su vez, uno de los movimientos de la sonata en si bemol menor Opus 35. A continuación la rendición de dicha sonata por el pianista polaco Krystian Zimerman. La famosa marcha fúnebre va desde el 14:38 hasta el 23:30.
https://www.youtube.com/watch?v=yWN9WC0NW3g
Acostumbrados como estamos a canciones sencillas (o singles, que llaman) la idea de que una canción esté formada por al menos cuatro cancioncitas ya es demasiado difícil de entender.
La segunda noción que considero de difícil comprensión en la música clásica es la del desarrollo de los temas. La fórmula o receta más famosa en el mundo de este tipo de música, probablemente sea la llamada “forma sonata”. En general, casi cualquier pieza que reciba el nombre sonata, sonatina, concierto, trío, cuarteto, sinfonía entre otras, es compuesta utilizando esta técnica de organización de ideas musicales. La descripción simple de la forma sonata menciona al menos tres partes en cada canción: [6]
- Exposición
- Desarrollo
- Re-exposición o recapitulación
Pero cada una de estas partes tiene divisiones, con instrucciones específicas[7]. La exposición, por ejemplo, debe presentar dos temas, uno fuerte o “masculino” (acordes y escalas) seguido de uno débil o “femenino” (melodía con acompañamiento). El primer tema debe estar desarrollado alrededor de la escala principal de la sonata conocida como la tónica y el segundo tema alrededor de una escala vecina llamada dominante (cinco notas de distancia para ser más preciso, pero eso en música es casi lo más cerca que uno puede estar de otra escala). Durante la recapitulación se deben presentar estos mismos temas, en ese mismo orden, pero el tema femenino ahora también debe estar desarrollado alrededor de la tónica. La parte 1 y la parte 3 son, pues, matemáticamente predecibles. El desarrollo, sin embargo, debe hacer lo que su nombre indica, desarrollar el tema y en ese sentido es una sección de bastante libertad. Se puede combinar el tema masculino con el femenino, se puede pasar alguno o los dos temas por tonalidades (entiéndase escalas) que no sean tan cercanas como la dominante, invertir el orden de las notas de los temas anteriores o, si se es un compositor especialmente hábil, hacer todas las anteriores (y otras opciones que ni se me ocurren).
Nótese estas secciones en el primer movimiento de la sonata K457 de Mozart
https://www.youtube.com/watch?v=87LWNUI2-hg
- Exposición
- Tema masculino 00:00 a 00:42
- Tema femenino 00:42 a 01:23
- Cierre de la exposición 1:23 a 1:28
- 1:28 a 2:57 repetición de a. b. y c.
- Desarrollo 2:57 a 3:32
- Recapitulación
- Tema masculino 3:32 a 4:10
- Tema femenino 4:10 a 4:53
- Coda 4:53 a 5:17
La parte 2), la del desarrollo, es perfectamente inexistente en la música moderna y suele ser tan compleja que casi nadie recuerda cómo suena, porque se requiere de un entrenamiento previo para poder notar su existencia y si se escuchara aparte del resto de la pieza, pocas personas podrían relacionarla con su canción de origen. Por ejemplo, querido lector, haga el siguiente ejercicio.
- Del link que va a aparecer abajo, el reconocidísimo valse de las flores de Tchaikovsky, escuche exclusivamente desde el 4:00 hasta el 4:35.
- Luego escuche la introducción de la pieza desde el 0:00 hasta el 1:07
- Luego escuche el tema II de la pieza desde el 3:27 hasta el 4:00
- Luego escuche el tema principal de la pieza desde el 1:08 hasta el 2:20
- Responda la pregunta mentalmente ¿puede usted coherentemente asociar esas cuatro secciones entre sí?
- Escuche la pieza completa y note cómo el compositor une todas esas secciones tan dispares
- Aplauda en su cabeza al gran Tchaikovsky y lloré en silencio al comprender su propia incapacidad :D.
https://www.youtube.com/watch?v=QxHkLdQy5f0
Estas dos dificultades (además de complicaciones armónicas y otras recetas y fórmulas esenciales en la música clásica que ignoraré por el momento) junto con la longitud variante de las piezas, son las dificultades principales con las que se enfrenta una persona que quiera escuchar música clásica y que reducen sus impresiones a frases como “esa música me calma, me tranquiliza” y similares, que si bien son en ocasiones válidas, le hacen a uno creer que en vez de piezas de compositores serios estaban escuchando melodía estéreo. El universo de la música clásica incomoda y desubica tan frecuentemente, que el auditor no entrenado suele aburrirse e incluso sufrir la interpretación de una pieza de cualquier compositor (casi lo mismo que le pasa a una persona cuando le toca estudiar filosofía) y por ello dista mucho de ser una experiencia placentera.
La intención entonces de este texto, al final de todo, es ayudar un poco a mis queridos estudiantes a la comprensión y por ende, disfrute de este tipo de música, y para terminar quisiera hacer una última aclaración. Algún lector un poco más avezado que yo, probablemente notará que mi idea de comprensión/placer, guarda una serie de similitudes con la idea de anagnórisis Aristoteliana. A ese lector, al que sí sabe de qué estoy hablando le pido disculpas, porque no pretendo decir nada nuevo, sino decir cosas complicadas de manera simple. Le ruego disculpe mis licencias y le pido que recuerde que por eso es que no uso normas APA.
[1] A veces también sucede que, aun entendiendo los conceptos, la conexión de los mismos no sucede con la velocidad necesaria para generar la respuesta espontánea de la risa. Podríamos decir que este caso es una especie de síntesis entre los dos casos anteriores.
[2] Cabe aclarar que dependiendo de los géneros hay variaciones en esta fórmula o estructura, pero la idea general todas las canciones es siempre perturbadoramente similar.
[3] A ciencia cierta, el reggaetón suele ser un poco más simple de lo que estoy sugiriendo. A la larga es más bien como Estribillo-Estrofa repetidos varias veces, después de una introducción breve. Esta estructura ayuda a la introducción de varios cantantes, dado que buena parte de las canciones de este género y el Hip Hop (y el jazz y latin jazz en el que se inspiran) funcionan a través de “colaboraciones” o “featuring” que llaman.
[4] Sin ir muy lejos o investigar la idea demasiado, podríamos decir que casi todas las canciones de cualquier género son (implícita o explícitamente) sobre sexo y amor.
[5] Para facilitar comprensión, utilizaré indistintamente los términos canción y pieza, me disculparán los puristas.
[6] En muchas ocasiones se encuentra una parte conclusiva llamada coda, que traduce literalmente “cola”.
[7] Estas instrucciones no son una camisa de fuerza, pero buena parte de los compositores, sobre todo los que pertenecen al periodo clásico (Haydn, Mozart, Beethoven, Salieri) las siguen con bastante rigor.