Tengo Sueño(30 de 365 + 1)

El sueño es como un manto de neblina, que se extiende sobre la mente, y que va llenando con su inusitada nubosidad la mayor parte de las funciones de movimiento. En breve, un dedo se convierte en humo y la clara idea de lo que se iba a escribirse se comienza a des……

El tiempo apremia (29 de 365 + 1)

Hoy toca escribir solamente un párrafo, pues distintas ocupaciones me obligan a tener lista esta entrada tan rápido como sea posible.

Hoy terminé un libro de un autor que era perfectamente desconocido para mí, pero logró sorprenderme muy gratamente. No es el mejor del mundo, pero volveré a leer otro de sus libros cuando se presente la oportunidad.

Mientras escribo esto, escucho los pitos de un carro y el de una moto. Luego, los gritos de su pelea vibran en las calles mientras alguien presiona una alarma de un conjunto cercano para que venga la policía.

Una parte de mí clama por la violencia, y desde la seguridad de mi ventana hago apuestas internas para entender quién es el culpable y por quién se atreverá a dar el primer golpe.

Al final nadie golpea a nadie, lo que está bien, pero no sé por qué el resultado me desilusiona. Supongo que alguien en Roma sabía lo que hacía en sus coliseos.

Vuelvo al computador y esribo esto que leyeron.

Fin

Un domicilio: Parte I (28 de 365 + 1)

La aplicación me dice que la comida ya viene en camino y que tardará alrededor de siete minutos. Como ya a nadie le importa la pandemia, la portería ha autorizado a los domiciliarios a subir a cada apartamento, pero he olvidado indicar el interior y el apartamento, así que de todos modos, me preparo para bajar las escaleras cuando el sujeto haga su arribo.

Leyendo el reloj del celular me doy cuenta de que ya han pasado los siete minutos, pero el dibujito de la moto no se ha movido del sitio del restaurante, de lo que deduzco que los minutos en KFC son más largos que los del resto del universo (curiosa costumbre esta la de hiperbolizar con “el universo” como si el planeta no fuera ya lo suficiente inalcanzable como para exagerar y además no fuera claro ya que otro grupo de seres vivos, de existir, seguramente ni entenderían lo que es un minuto). Un poco frustrado, y más que nada hambriento, me coloco los tenis, sin medias porque es domingo, y bajo hasta el parque al lado de la portería, a esperar caminando, como quien pretende hacer algo productivo.

El conjunto no tiene sótanos cubiertos, sino que los carros se parquean debajo de los edificios que sin pudor muestran las columnas que les sostienen. Por ese curioso detalle arquitectónico, al acostarme sobre el pasto, logro ver los carros que van y vienen en la carretera y así puedo cambiar de ambiente mientras espero la moto de la esperanza con mi comida. Pasan otros siete minutos y de repente mi celular vibra con los datos de un número desconocido.

Supongo que es el domiciliario y me levanto muy rápido del suelo, quedando mis ojos a la misma altura de la ventana del primer piso del interior 11. Allí, mientras contesto, me encuentro con la mirada de un hombre barbado; de inmediato también noto que tiene el torso desnudo y que sobre su estómago descansan las piernas, también desnudas, de otra persona. Como estoy hablando por teléfono, trato de pretender que no estoy viendo nada y que mis ojos sirven solamente para ver lo escucho (así como cuando uno le baja el volumen al radio para poder ver por dónde va cuando está perdido) y lentamente llego a la portería a recibir mi domicilio.

De camino a mi apartamento caigo en cuenta de que el sujeto jamás desvió la mirada y pensarlo me da miedo… y había algo en las piernas…¿demasiado flacas?…¿demasiado blancas?…demasiado algo que no logro precisar.

Pensamientos sueltos (algunos repetidos) (27 de 365 + 1)

Los establecimientos comerciales que permiten pagos con tarjeta únicamente después de cierto monto particular lo hacen con la única intención de obligar a la gente a gastar más plata. Es una estrategia de venta similar al robo con mano armada y tal vez un poco peor

Suelo jugar en el parque con mi hija y a menudo otros niños resultan jugando con nosotros. A veces me da miedo pensar en lo que estarán conjeturando los otros padres de mi presencia tan activa en el lugar; pero luego también me pregunto y conjeturo sobre lo que ellos están haciendo en vez de estar donde estoy yo. Y la cosa me agota demasiado; pocas cosas tan devastadoras como creerse “malpensado” y además pensar mal.

El piano es a veces un poco traicionero. Hoy, tras una hora de andar tocando Beethoven, me dio por leer un Mendelssohn simple y el resultado me dio pena con los vecinos. Se lo atribuiré al calor de todos modos.

Es divertido perder tiempo viendo videos de los secretos de los juegos de Zelda y mejor todavía cuando uno encuentra uno que otro que ya había descubierto.

Manejar carro daña los zapatos, sobre todo el izquierdo.

Columnas de humo (26 de 365 + 1)

Son las 5:50 de la mañana. El aire huele a quemado.

Mientras cruzo el puente, giro la cabeza hacia el sur y me encuentro con una ominosa columna de humo blanco que desearía fueran nubes. Me detengo a observar por unos segundos, pero el afán propio, junto con el de todas las personas que como yo están buscando llegar a tiempo a su trabajo, me obliga finalmente a seguir caminando y a intentar huir de la infernal realidad, a ver si pienso menos mientras me consumen las entrañas de los gusanos carmines acordionados de las troncales bogotanas.

¿Y es que qué otra cosa podría hacer?

Mientras mi mente conjetura idioteces, como correr con un balde de agua a salvarle la vida al Frailejón Ernesto Pérez, caigo en cuenta de que metido entre bomberos solamente estorbaría. En silencio maldigo a los que un día se tomaron la foto con el sol de enero y ahora reniegan de su presencia, clamando por lluvia, mientras que encerrados en sus mansiones de estrato siete en chapinero se quejan porque los gases les dieron un poquito de tos.

¿Pero qué gano con eso?

Oscurece hoy un poco más temprano, pero no me atrevo a mirar al cielo, por miedo a encontrarme con algo que seguro me va a recordar lo insignificante que es un individuo.

¿Y si hago una danza de la lluvia?

Pronto volverán al colegio todos los niños e inocentemente me pregunto si sus docentes tendrán la delicadeza de recordarles que la vieja está en la cueva, que los pajaritos cantan y que la luna se levanta.

Ojalá lo hagan, por el bien de la humanidad.

Películas de los Óscares IV: Spiderman Across the Spiderverse (25 de 365 + 1)

A menos que el espíritu de la academia sea darle el Óscar al cuchito Miyazaki antes de que se muera, lo más probable es que esta película sea la que gane. Mi personaje favorito de esta segunda parte y, como probablemente pretendían los escritores de la misma, es Gwen Stacy. De hecho, estaba viéndola por segunda vez el otro día y creo que, obviando las dinámicas escenas de acción que lo mantienen a uno literalmente, en el borde del asiento (expresión préstamo de la lengua inglesa, pero que me suena esta vez muy apropiada), mis momentos favoritos de la película son las interacciones de Gwen con su padre, George Stacy. Los diálogos contienen únicamente las palabras necesarias y la animación que los acompaña está deliberadamente distorsionada, como una clara indicación del complicado momento en que se encuentra la relación. Del mismo modo, los colores que rodean las auras de los dos personajes sugieren los conflictos de sus emociones y van cambiando a medida que la conversación los va dirigiendo a sus nuevos lugares y resoluciones mentales. Casi que me da la impresión de que una serie de fotogramas al óleo de los momentos más importantes de esas conversaciones podría venderse a buen precio en un museo de arte moderno.

Ahora, en términos generales, esta película lo tiene todo. Acción, comedia, romance, drama y revelaciones inesperadas que conectan, inusitadamente, los hechos de la primera película con la segunda. Honestamente, no esperaba que hubiera conexión entre las dos películas más allá del hecho de que Miles quería encontrarse de nuevo con Gwen, además porque la escena postcréditos me hizo creer que habían pasado algunos años entre uno y otro largometraje (aunque según Wikipedia al final fueron solamente 16 meses), pero luego entendí que fue porque confundí a Miguel con Miles, pero bueno.

El caso es que esta película es excelente y si no la han visto, deberían hacerlo. Me falta ver la de Miyazaki para ver si cambio de opinión, pero esta es la que debería ganar el Óscar.

Películas de los óscares III: Elemental (24 de 365 + 1)

La cosa con las películas animadas de Disney actualmente, y creo que en mi caso también incluye a las de Marvel, es que uno sabe que en algún momento las van a subir a Disney + y, si uno ya está pagando la suscripción, pues no es tan necesario correr a verla en cine. También porque ir a cine está muy caro y, en especial, ver películas de animación en su idioma original resulta peor, puesto que solamente las proyectan así en Andino, Unicentro, Atlantis, etc. y en horarios nocturnos, cuando le pueden sacar más plata al contribuyente.

Esto me pasó, pues, con Elemental, que además por ser de Pixar no me llamaba mucho la atención. Me explico: Desde el 2019, siento que Pixar ha estado irregular con la calidad de sus películas. Por ejemplo, Toy Story 4 es basura maloliente y probablemente la película más ilógica, innecesaria e incoherente de la historia de la humanidad; la única razón por la que la consideraron para premios u otros reconocimientos fue por la calidad técnica de la animación, pero nada en esa historia merece respeto. Luca es la sirenita, pero en masculino y además del “Silenzio Bruno!” y el “trenette al pesto”, nada más merece ser recordado, además porque Luca pone en riesgo la vida de Alberto (literalmente, casi lo matan de un arponazo por culpa de Luca) y esa acción no tiene ninguna consecuencia, lo que me parece un pésimo mensaje (aquí entre nos, el personaje interesante de esa película es Alberto y la película sería mucho más bonita si fuera su historia y Luca no existiera, razón por la cual el corto Ciao Alberto es infinitamente mejor que el largometraje). Lightyear es absurda, pero en el mal sentido de la palabra, porque si Andy hubiera visto esa película en el 94, se habría querido comprar al gato, no a Buzz; francamente, Buzz es el personaje menos interesante en esa historia y el argumento es predecible y soso, a pesar de (o de pronto por) su intento de copiarse de Interstellar; y Zorg tenía que ser el papá de Buzz, pues todos vimos Toy Story 2.

Las otras tres, en cambio, son muy buenas. Onward desapareció de la memoria de las personas por culpa de la pandemia, la última película estenada antes de que nos mandaran para las casas, pero es bellísima y probablemente pocas películas construyen una historia tan hermosa alrededor de un concepto tan complicado como es el duelo. Soul es magnífica de principio a fin y la música que acompaña a 22 en su caída a la tierra se va a quedar grabada en mi cabeza para siempre, es lo que llamamos en inglés “flawless”, pero con el inconveniente también de que fue estrenada en Disney +, cuando todavía había pandemia, por lo que tal vez no ha trascendido tanto como lo merece. Turning Red sufre de lo mismo y aunque no me gustó demasiado, confieso que creo que es por culpa del hecho de que soy hombre, ya que los memes que por ahí circulan y los comentarios de mujeres más cercanas a la historia, tanto en edad como experiencias (en particular un grupo de estudiantes de un curso de inglés que estaba dictando), me han hecho repensar la situación. En resumidas cuentas, Pixar va en los últimos años, tres películas buenas y tres películas malas, así que por eso Elemental no me llamaba demasiado la atención.

Así que sólo la vi hasta que la estrenaron en Disney +. Y me arrepentí de no verla en cine.

El mundo construído para los distintos personajes “elementales” tiene como inspiración Zootopia, ya que al igual que en aquella película, cada ser tiene instalaciones diseñadas específicamente para sus necesidades. Pero lo que en Zootopia es solamente producto del prejuicio biológico entre carnívoros y herbíboros, en Elemental es una alegoría de las historias de inmigrantes de distintas patrias, razas y etnias que llegan a un nuevo país y tienen que luchar para ser aceptados en su nuevo hogar, sin por ello perder el legado de sus tierras de origen. Por ello, esta historia seguramente toca los corazones de todos los que algún día han tenido que dejar todo atrás para hacer vida en un nuevo territorio. Por otro lado, la historia de amor que conecta los conflictos sociales y burocráticos del trasfondo argumental es supremamente dulce y emocionante y su conclusión es tremendamente positiva.

No es tan buena como Nimona o Spiderman y definitivamente no se merece el Óscar, pero la nominación es un justo reconocimiento al hecho de que se contó una muy buena historia.

Películas de los Óscares II: Nimona(23 de 365 + 1)

Mi hija llegó una tarde y me dijo que quería ver Nimona. Le dije que podíamos verla después de hacer tareas, hacer la clase de piano y salir a comer onces. Accedió a las primeras dos, pero la tercera fue renegociada a que podíamos comer mientras que veíamos la película. Ella ya la había visto, por lo que a los quince minutos de empezada ya me había arruinado uno de los plot twists más importantes (😡😡😡se charló al respecto y desde entonces no me lo ha vuelto a hacer), pero para mi más grande placer, saberlo no me dañó la experiencia filmográfica.

Es una película hermosamente animada, llena de emocionantes secuencias de acción, graciosísimas interacciones entre los personajes, finísimos momentos de comedia física y, sobre todo, un muy bien elaborado mensaje respecto a la manera en que las grandes historias, y en particular las leyendas, se construyen deliberadamente omitiendo o alterando detalles de lo sucedido, de modo que se engrandecezcan y defiendan las intenciones e ideales político-económicas de quienen se encargan de difundir dichas leyendas. Esto tiene, por supuesto, consecuencias desastrosas en la vida de quienes no coinciden con dichas posturas y no debe haber nada peor que sentir que lo que uno es en su esencia, resulta siendo considerado la manifestación de la maldad pura. Y todo esto en dibujitos animados.

De hecho, la secuencia final, en la que convergen todas las historias de los personajes, tanto del presente y el pasado del mundo construído en la película, conmueve hasta las lágrimas y es fácil celebrar los triunfos de los personajes principales, sabiendo lo que han tenido que superar para llegar allí.

A pesar de todo lo bueno que dije, es muy poco probable que gane en los óscares, teniendo en cuenta que sus contendientes incluyen a la que se supone sería la última película de Miyazaki y el producto estrella de animación de Sony (de las cuales hablaré en otras entregas). Sin embargo, le haré fuerza el 12 de marzo, porque uno nunca sabe.

Sobre leer en el bus (22 de 365 + 1)

Creo haber mencionado esto antes, pero estoy seguro de que la mayor parte de mis lecturas las he realizado en el transporte público y le debo a los buses y taxis de todos los colores haberme encontrado con los mejores mundos que me ha ofrecido la literatura. Supongo que muchos dirán algo similar sobre las series de Netflix, Disney, HBO o Amazon Prime que descargan a sus celulares y disfrutan mientras pasean de cabo a rabo por la capital, pero yo soy de entretenimiento pesado, porque los libros pesan, así sus temas sean ligeros.

Mi vicio comenzó en el bus de la ruta para el colegio y naturalmente se extendió a la buseta que me llevaba a la universidad. Al principio me resistí a leer cuando no encontraba silla, pero el tiempo de lectura se me redujo tanto que tuve que arriesgarme a sostener el peso de maleta, hombre y fotocopias con una sola mano, extendida hasta el tubo, mientras que con pulgar en medio abría el libro y pasaba página tras página.

Luego el bus se transformó en el Transmilenio y en el paraíso del fuelle, donde basta una espalda bien apoyada para no caerse, pude ahondar en tomos con brazos abiertos y no temer cargar las amplísimas antologías y/o compendios de las obras completas del autor de turno. En paralelo, y de vez en cuando, me permitía la silla de atrás de los carritos amarillos, para escapar del endemoniado taxímetro e ignorar las historias del (atr)avezado conductor. En ocasiones me quedaba dormido, cabeza y manos extendidas sobre la última página en que aún estaba conciente, pero ello también hace parte del proceso de lectura, porque el buen libro da sosiego.

Sencillamente, amo leer en movimiento, y en estos días en que vuelvo a montarme en los carmines acordeones andantes de Bogotá, procuro buscarme la esquina, donde apenas sostenido por voluntad y no por fuerza, las páginas me balancean en las literas y las figuras de la mente transportadora.

Porque más allá del qué, lo importante es que se lea y que se lea bastante y en donde quiera que se pueda.

Reseña: Las vacaciones de Franz (21 de 365 + 1)

Lo que no me gustó

Las opiniones de las personas cambian a medida que pasan los años, sobre todo si uno se permite pensar con frecuencia y cosas que en el pasado habrían sido fácilmente omitidas, en el presente (y mientras uno le está leyendo a una niña) pueden hacerle a uno abrir los ojos y por un segundo considerar leer otro libro. Eso me pasó con las vacaciones de Franz, escrito por Christine Nöstlinger, quien es mi opinión una gran escritora de libros para niños y jóvenes adolescentes (recuerdo con cariño libros como “Un marido para mamá” o “Por favor vuelve a casa”), pero que es víctima de su época al contar la historia de un niño que tiene una personalidad peligrosa que hoy llamarían “redflagosa” o incluso “tóxica”.

Ahora bien, el libro es de 1988, lo que probablemente explica el descache, pero fue muy difícil leer el primer capítulo, donde Franz se pone furioso porque lo confunden con una niña y toma una serie de medidas para asegurarse de que siempre lo vean como un niño. Y no me malentiendan, que yo entiendo que cada cual tiene derecho a defender los distintos aspectos de su identidad y si uno de esos aspectos es ser “hombre” pues eso está bien, lo que no está bien es que la motivación de Franz es, evidentemente, que considera que ser niña es una cosa mala. Pero digamos, sólo por los propósitos de cambiar de tema y no enfrascarme en esto, que estoy exagerando y ya. Ahora bien, con lo que sí creo que no estoy exagerando es con lo que pasa después, en el mismo capítulo:

De paso se menciona que a Franz se le pone la voz aguda cuando se pone furioso (lo que al parecer pasa muy a menudo) y que solamente su amiga Gabi lo entiende cuando habla así. Sin embargo, a veces ella bromea, haciendo como que no le entiende y la respuesta de Franz es repertirle una y otra vez que es una “Tonta estúpida”. Por curiosidad revisé un PDF del libro en alemán y la expresión utilizada por la autora austriaca es BLÖDE KUH!, que según Google traduce literalmente “Estúpida Vaca”. Ahora bien, no sé lo suficiente de alemán como para saber qué tan grave es esta ofensa, pero dada la elección del traductor a español, probablemente no es muy decente hablar así. Peor aún si tenemos en cuenta que el capítulo termina con Franz tirándole a Gabbi en la cabeza un papel con las palabras “Tonta Estúpida”. Todo mal, todo mal.

Pero el libro se pone peor, porque el gran logro que resuelve los conflictos de Franz es que toma venganza de un compañero que, como decíamos en mi época, “se la está montando” en el campamento en el que andan de vacaciones. El argumento del libro, en ese sentido, sigue la lógica de todas las películas de los 80 (Vean la venganza de los Nerds, por ejemplo), lo que no justifica a Nöstlinger, pero al menos explica su inspiración. Así que lo que me molesta no es tanto que el capítulo en que se presentan los sucesos se llame DE CÓMO SE VENGÓ FRANZ (lo que de por sí es malo, pero lo puedo dejar pasar) sino que a Miguel, la persona sobre quien recae la venganza, jamás le dice “vaca estúpida” (o toro estúpido, si prefieren); lo máximo que le dice es que es un mico y sólo porque él se lo dijo primero ¿Por qué Miguel merece más respeto verbal que Gabi, siendo que ni siquiera es amigo de Franz? Jamás lo entenderemos.

Lo que me gustó

Los dibujos son muy bonitos.

En conclusión

El libro es un producto de su época y por eso creo que si hacen como yo, que terminé leyéndole el libro a mi hija, deben, mjuy seguramente, indicar que Franz no es un personaje especialmente amable o decente. Pero además de eso, lo mejor es pasar a otros libros, como los que ya les he reseñado antes y que sí me parecen buenos. Igual, que al final hay que leer de todo para poder generar juicios de valor basados en información y no sólo en las opiniones de los demás o el hashtag de turno en X (AKA Twitter)

Entre tanto ¡Felices lecturas!