El final (69 de 365)

Morgana: Un mundo sin magia, vaquita, no sonaba tan mala idea

Merlín: ¡Muuuuuu!

Morgana: Es cierto, pero no podíamos saberlo. Magos de otros… ¿planetas? Inconcebible

Merlín: Mu. ¡Muuu! ¿Mumú?

Morgana: Ella podría vivir con ellos, es cierto. Aquí nadie la recuerda y su poder podría beneficiarse de todo el hielo.

Merlín: Mu. Mumú.

Morgana: Está bien.

La dama del lago voló con los piratas y abandonó el planeta.

El rey Arturo vistió como capa el tejido de la lana de Bessie.

Y este es el fin.

Del fin de Les Luthiers: Reflexiones repetidas sobre nuevos acontecimientos (68 de 365)

Hace un buen tiempo, mucho más del que me atrevo a cuantificar, llegué al colegio recitando de memoria todos los personajes y chistes de Cartas de Color y El rey enamorado de Les Luthiers. Había escuchado esas y otras presentaciones muchísimas veces y las había disfrutado tanto, que no podía evitar intentar compartirlas con todo el que se me aparecía en frente. A esto atribuyo que nadie quisiera hablarme, pues debo haber parecido un niño muy raro, diciendo cosas en un pésimo acento argentino y riéndome de entonaciones y sincronizaciones que solamente estaban en mi cabeza. Cabe anotar, además, que mis compañeros ignoraban por completo quiénes o qué era Les Luthiers y únicamente vinieron a compartir en Facebook cosas de ellos muchos años después de haberse graduado del San Bernardo.

Foto de Eider con barba Hipster de gato afirmando que conocía a Les Luthiers antes de que fuera cool.

Lo peor era que, con toda seguridad, andaba recitando chistes que no entendía, algunos incluso subidos de tono como:

¿El trono o María? El trono lo quiero para subirme en él y satisfacer mis deseos. Los más sublimes y los más perversos. En cambio a María…. ¡Caramba! ¡Qué coincidencia!

Por lo que además, seguro los profesores preferían ignorarme para no mandarme al psicólogo de turno.

Cuando finalmente entendí algunos de esos chistes descubrí que el Bolérolo, perdónala se había convertido en cadena de correos de Hotmail y que a través de YouTube la gente se estaba familiarizando más con el cómico grupo. Incluso, una profesora del colegio en que trabajaba (para más señas, una psicóloga) me mostró dicho video y se sorprendió cuando me vio cantando toda la letra, pues creía que la cosa era nueva y que nadie más sabía que las mejores parejas se pelean y casi todas se persiguen con un hacha.

En resumen, Les Luthiers han sido parte esencial de mi vida y, con toda seguridad, de la de muchas más personas, mayores y más jóvenes que yo, que han encontrado el solaz del buen humor acompañado de la música y los excelentes juegos de palabras de los que ya están Grandes Hitos y Unen canto con humor. De ahí que, me suma en la más profunda de las tristezas el saber que el grupo ha llegado a su última gira con el show Mas tropiezos de Mastropiero y que seguramente no seguirá más como aquello que conocíamos. Ahora bien, luego de la muerte de Ravinovich y Mundstock era de esperarse que esto pasara, pues ellos dos representaban el hilo conductor de la mayor parte de representaciones del grupo, no demeritando a los demás miembros, por supuesto, pero siempre eran Daniel y Marcos las voces líderes que guiaban el camino de los chistes desde la Hora de la nostalgia, hasta el Ositoko y el Ositaka.

Seguramente no asistiré al show, no solamente porque debe estar carísimo, sino además porque lo que era, ya no es. Asistí al show en Colombia que se realizó con Marcos y sin Daniel y aunque fueron muy ocurrentes, doctor, me dio la sensación de que le faltaba algo a la CMAPCP.

Al final, es cierto lo que dicen, los jóvenes de hoy en día, ya no distinguen el mal del bien y ya no hay ley, ya no hay derecho, no hay derecho a que ya no estén entre nosotros. Pero si pueden, vayan, disfruten a Jorge Marona y a Carlos López Puccio, porque pues, The World has Moved on y aunque Panta Rhei, rheir todavía podemos y en una de esas hasta hablando de Lacan llegaremos al Erasmo.

Sobre Viajar en Busca del Destino (67 de 365)

Atrás quedó la época en que a una hinchada mujer la pinchaban cómicamente y con la reducción acelerada de sus proporciones se prometía que la inflación pasaría del 16 al 8 por ciento. El escenario en aquel entonces era la plaza de bolívar para los televidentes y aquel comercial aseguró la presidencia de un candidato de ocho mil kilos de peso.

Hoy, en cambio, los trabajos se acumulan, por miedo a que los contratos se desvanezcan. La mantequilla escasea y los aviones se van cargados de las tristezas de familiares, de la esperanza de los viajantes y la promesa de la mejoras.

Las cajas se llenan de presentes del pasado para pasarlas al presente, y un piano de apartamento se escala cuatro pisos que de hecho son cinco.

Pero el internet recién instalado regala cocas de almuerzo para amados transeuntes y un nuevo nombre se augura como el futuro que se afianza.

El gato descansa bajo cobijas.

El computador reinicia un tecleo, para ver si me pongo al día.

En medio de todo, todo está bien.

Sobre el sonido del canal Caracol (66 de 365)

El día de las elecciones, y tras cumplir mi deber como jurado de votación, llegué a las inmediaciones de un televisor dando resultados en el canal caracol. Al pararme allí, me encontré con las repetitivas e insulsas opiniones de los “expertos” de turno, pero rápidamente noté que sus inútiles voces parecían estar filtradas por una insoportable y repetitiva musiquilla, que diseñada en el garaje de algún mediocre programador de archivos midi, vibraba ominosa e inefable, como trompetas anunciando la destrucción del universo. Aquel día pensé que era un accidente y que el de la consola había dejado el volumen de la pésima música por las nubes, por la premura de esos informativos espontáneos, pero meses después, durante la posesión del nuevo presidente, noté que la insípida musiquita también estaba presente y sonaba tan duro que era casi imposible escuchar al mandatario. En los demás canales, no obstante, dejaban escuchar al público y el ambiente, como si realmente supieran hacer una transmisión en vivo. Ahora bien, la coincidencia en los dos instantes podía deberse a que no estaban de acuerdo con los resultados electorales y que la intolerable vibración de esa música desastrosa cumplía el propósito de silenciar la voz del momento. Sin embargo, el mismo desastre de volúmenes podía percibirse en las novelas extranjeras, novelas nacionales y programas misceláneos, donde es difícil ignorar que las voces a duras penas si pueden percibirse bajo el trágico oleaje que es el ruido producido por la música incidental.

Definitivamente, pensaría yo, que es porque alguien no sabe hacer su trabajo o le indican que lo haga así, porque ahora mientras más lo pienso, pareciera ser ésta la identidad de marca de Caracol, donde obligan al televidente o al radioescucha a subyugarse ante el ruido de la mala música, de modo que no se escuche bien lo que dicen los actores y presentadores y probablemente excusarse, si algo sale mal, en que el discurso es ininteligible y probablemente la persona no dijo lo que la gente cree que dijo. Y digo también radioescucha, porque la W tiene en las mañana este repetitivo motivo al empezar el programa de Julio que suena algo así como tun tun, túrurun tun, tun tun, TUN tun. Tun tun; túrurun tun, tun tun, TUN tun. una y otra y otra vez de manera indefectible. ¿Y qué decir de la canción del artista de turno que ponen en loop y hacen durar mientras se cuentan todas las noticias de la mañana?

Alguien en esa empresa definitivamente ama el ruido y la mala música en archivos midi.

Sonata Op. 14 No. 1 (65 de 365)

Esta es, sin lugar a dudas, una de las menos conocidas y, por la misma razón, menos interpretadas sonatas de piano de Beethoven.

Llegué a ella gracias a que mi maestra había escogido un repertorio de piezas en Mí mayor que incluían el preludio y fuga BWV 854 de Bach y el arabesco uno (L66) de Debussy; adicionalmente, la pieza que utilizaba para calentar, en vez de tocar escalas era la invención BWV 777, también en mi mayor; digo entonces, que llegué a esta sonata, porque estaba buscando qué piezas tenía Beethoven en mi mayor, a ver si sonaban tan chéveres como las piezas de Bach o Debussy.

Como sabrán los conocedores, además de la que le da título a este post, mi búsqueda me llevó a tres piezas distintas: El segundo movimiento de la Sonata Op. 90, y el primer y tercer movimientos de la Sonata Op. 109, piezas que son de un nivel técnico tan avanzado que apenas si logré llegar al cuarto o quinto compás, antes de desistir derrotado a solamente escucharlas y preferir tocar, eso sí, bien despacito, el primer y tercer movimiento de la Op. 14 No. 1. El Allegretto, pieza que escucharán en el video más abajo, solía evitarlo, porque estaba en Mí menor y mi experiencia con esa tonalidad había sido francamente traumática. En pocas palabras, el primer preludio y fuga del clave bien temperado que toqué, el BWV 855 en Mí menor, me costó tanto trabajo, que por un tiempo le cogí fastidio a ese libro.

En todo caso, todavía no es que sea especialmente de mi agrado, porque además de no ser especialmente lindo (lo que definiticamente es un gesto deliverado de parte del compositor), no es un movimiento lento. De hecho, si esta sonata tuviera cuatro movimientos, la estructura en forma Minuet lo convertiría en el tercero, que más que nada suele utilizarse como puente para el más importante cuarto movimiento, diseñado para demostrar el máximo nivel de virtuosismo del intérprete. Por esta razón, siento que cuando terminen de escucharme tocar, su mente querrá llenar el vacío con el movimiento faltante. Si acaso se animan, seguro encontrarán a muy buenos pianistas en YouTube. Entretanto, he aquí mi versión:

Preguntas Complicadas (59 de 365)

Lo siguiente es un resumen convenientemente organizado de una conversación que realmente sucedió. Todas las intervenciones de los dos interlocutores son tomadas casi literalmente (pero sin normas APA)

S: Me enseñaron que Dios creó el mundo en siete días

E: Esa es una historia, como otras tantas que cuentan lo mismo. Algunos creen que una vaca derritió al primer gigante de hielo que luego de morir se convirtió en el árbol que sostiene el mundo. Pero ninguna de esas historias es completamente cierta. Son mitos.

S: ¿Una vaca? No lo puedo creer. Entonces ¿qué es verdad?

E: La gran explosión o Big Bang. El universo entero existía en un sólo lugar, como una bomba antes de ser inflada y luego, como las fichas con imanes de tu ajedrez que no se pegan, se negó a quedarse juntito y empezó a inflarse. Luego las cosas más pesadas de tanto peso se convirtieron en energía y se volvieron estrellas

S: Ah sí, el sol, yo sé eso, el sol es una estrella.

E: Exacto, y luego otras cosas menos pesadas se juntaron en planetas como la tierra, donde vivimos todos.

S: Me dijeron que el cielo es azul porque dios dividió las aguas de arriba y las aguas de abajo

E: Pero el cielo no es agua. Las nubes sí

S: Ah sí, en otra clase me dijeron que el agua sube, se vuelve nube, luego se vuelve nieve o lluvia, todas esas cosas y cae.

E: El ciclo del agua

S: Eso. Sí Sí Sí, Ya sé ¿Por qué es azul el cielo?

E: Porque la tierra está rodeada de aire y cuando la luz del sol golpea ese aire se ve de ese color. La tierra está rodeada de aire y a esa bola que rodea la tierra la llamamos atmósfera.

S: ¿Rodeada de aire? ¿Es una burbuja?

E: Só, eso suena chévere, como una burbuja

S: ¿Y la burbuja da vueltas y por eso después ya no se ve azul?

E: Sí, sí, Yo diría que sí

S: ¿Entonces Dios qué hizo para crear el mundo?

E: (Pensando en una respuesta que no haga que la echen del colegio) Realmente no sé. Sé que lo que te conté sobre el Big Bang es cierto, las historias de la clase de religión son mitos que te cuentan lo que algunas personas creían cuando intentaban explicar el mundo, pero todavía no conocían todas las respuestas. Si dios hizo algo, de pronto podría ser el impulso que hizo que el universo hiciera el big bang. De pronto es el soplo que infló la bomba. Ya de ahí en adelante todo se mueve solo, bajo sus propias reglas.

S: Bing Bong? Like Who’s the friend who likes to play Bing Bong Bing Bong

E: No, that’s Joy’s friend Bing Bong. I meant Big Bang as in a big explosion BAAANG!!

S: Ok. All of that sounds like nonsense (se ríe, está repitiendo esa línea de algún programa, probablemente Bluey) It’s all nonsense

E: (Me río con ella)

Fin del fragmento de la conversación.

Sobre la desventaja de parecer amable (58 de 365)

Montado en el Transmilenio, logré ubicarme en una de las sillas rojas y leer con toda tranquilidad a lo largo de un largo viaje, que se alargó más, porque la alcaldía dio la orden el día de hoy de que los buses andaran más lento por las vías libres y sin trancón, de modo que lentamente nos sigamos desesperando y solicitando un tren ciudadano que jamás va aparecer. Y la condición de lectura más “asentamiento” me llenaba de felicidad.

Pero entonces, una señorita enferma se acercó y me preguntó si podía sentarse, puesto que se sentía muy mareada. Mi primera intención fue decirle que no, pero, además de que el libro era muy pesado, no encontraba excusa válida para no dejarle tomar el puesto que, de ser cierto lo que decía, probablemente necesitaba más que yo. El miedo al mareo era, además, que se vomitara encima mío por no darle el puesto, así que la combinación de ideas me obligó a levantarme e incomodarme por las tres horas restantes de paseo que la secretaría de tránsito y transporte decretó hoy, cuando prohibió a los buses ir a una velocidad mayor a treinta kilómetros por cada dos años.

Quiero creer que no tengo cara de malos amigos, porque con frecuencia también me preguntan qué bus coger o por dónde se debe caminar para llegar a un lugar. Y lo peor es que, a pesar de que no quiero, siempre intento dar una respuesta que sea medianamente útil. Supongo que hice algo bueno, cumpliendo el credo scout que me enseñaron de hacer al menos una buena acción al día y espero que la señorita no me haya dicho mentiras y que tampoco se haya vomitado en el bus.

Sólo buenos deseos.

De canciones engañosas (57 de 365)

Las siguientes líneas pertenecen a 3 canciones de relativa fama que pretenden ser románticas pero resultan teniendo mensajes un poco contradictorios.

1) Canción: To be With You; Banda: Mr. Big: “Waiting on a line of greens and blues (waited on a line) / Just to be the next to be with you” Porque al parecer hay una extensa fila y lo único que él quiere es ser el siguiente, no el último, no el más importante, sólo el siguiente, como quien hace fila para comprar el pasaje en la fila de transmilenio. Una entrevista en la que el autor explica su canción hace esta línea aún peor, pues este indica que su objeto de amor cuando tenía él 16 años era una mujer que tenía muchísimos novios y que tal vez confundía la promiscuidad con el amor.

2) Canción: Yo quisiera; Banda: Reik: “Yo quisiera ser ese por quien te desvelas y desesperas / Yo quisiera ser tu llanto, ese que viene de tus sentimientos” Porque, en vez de darle felicidad a su objeto de amor, el narrador de esa historia desea ser la fuente de lágrimas de la muchacha en cuestión, de modo que alguien más sea su “mejor amigo” o “su pañuelo de lágrimas”. La idea es reforzada con una mayor y odiosa intensidad cuando al final de la canción se repite una y otra vez la frase “Yo quisiera ser / ser tu llanto”.

3) Canción: Got My Mind Set on You: Cantante: George Harrison: “But it’s gonna take money / A whole lotta spending money /It’s gonna take plenty money” Sobre esta canción debo decir que, además de ser un cover de una canción bastante vieja, probablemente fue compuesta como una burla, ya que dudo mucho que alguien le diga al objeto de sus afectos que para poder estar con ella necesita una considerable cantidad de dinero y repetírselo dos veces más antes de cantar el coro. A menos, claro, que dicha condición se haya establecido de antemano y todos estén contentos con que le digan a uno honestamente en la cara que conquistarlo necesita de gastarse toda la plata existente. Suena raro, pero no es imposible, y si bien es honesto, en definitiva no es romántico.

Si se me ocurren más canciones, les cuento.

Sobre la bicicleta y otras colaboraciones (56 de 365)

Corría el año 2016 y fue anunciada en aquel entonces una colaboración que con toda seguridad mucha gente había estado esperando desde que Carlos Vives y Shakira habían logrado conquistar los escenarios internacionales. Dado que los dos cantantes y su productor decidieron hacer un reggaetón, la canción se volvió un mega éxito; francamente, para ese punto los dos hacía años que habían renunciado al genero de canciones que los había llevado al éxito y, supongo yo, que los que esperábamos un vallenato/pop (¿vallepop? ¿popllenato?) con una profunda letra cargada de elaboradas metáforas, hermosas palabras grandilocuentes y una bella historia sobre nuestra tierra natal éramos más bien pocos. Y, además de pocos, probablemente equivocados, pues los mil quinientos millones de vistas, los 4.3 millones de “likes” y los premios ganados prueban que, al menos en términos económicos, los dos cantantes tomaron la desición correcta. No obstante, hasta el día de hoy me sigue pareciendo que poéticamente hablando podrían haber hecho algo mucho mejor que un coro de 11 versos, repetido tres veces sin ninguna variación y que ocupa prácticamente el 70% de la canción. Es como si estuvieran prediciendo el surgimiento de Tik Tok y sus canciones “loopísticas” diseñadas para no durar más de treinta segundos. Pero recuerden que tengo mi raye personal con los ciclistas imprudentes bogotanos, así que es posible que esté juzgando esto con más premura de la que debiera y no esté valorando el hecho de que las letras de reggaetón disminuyeran un poco su misoginia y vulgaridad, cuando autores de este orden comenzaron (¿rindieron? ¿vendieron al mejor postor? ¿traicionaron su identidad creativa para no dejar de recibir sus millones de pesos y/o dólares?) a hacer canciones en ese género.

Sin embargo, Shakira ya había diseñado reggaetonicidades, ambas en el 2005 y una tortura de principio a fin la primera, cantada junto a Alejandro Sanz y plagada de citas bíblicas que sonaban como lo que eran: un compilado de frases de cajón diseñadas para llamar la atención del transeunte; y una segunda con un sampling a lo Kanye West (o sea mediocre) y con un, para mí desconocido, Wyclef Jean, que tiene la misma letra de la bicicleta, pero con menos vehículos de transporte y menos veladas referencias sexuales. Practicamente las mismas canciones que en 2016 haría con Maluma, solamente que esta vez el enfoque era decir que el lindo era el reggaetonero y no la renombrada artista internacional (fenómeno que en el reggaetón es más bien normal, a fin de cuentas es un género de música dedicado a ensalzar la belleza masculina, pero esto es tela de otro costal). Creo que en definitiva lo que estoy diciendo aquí, es que no me gustan las canciones que Shakira hace en colaboración con hombres; la letra resulta insulsa y predecible, así sean éxitos internacionales en las pistas de baile. (Mientras escribía esto, me encontré con otra canción que supuestamente hizo con Pitbull, cuya letra cumple las mismas condiciones de la oración anterior; la excepción es, no obstante, Mi verdad, que probablemente es la única canción que tiene una letra decente y conmovedora, tal vez no tan diseñada para ganar dinero)

Otro gallo canta, definitivamente, cuando se une a Rihanna, Beyonce y, me atreveré a decirlo solamente una vez en la vida y si me citan después, sufriré las consecuencias, Karol G. El nivel de elaboración de letras y producción es significativamente superior en estas canciones y siempre prefiero escuchar estas a cualquiera de las que mencioné en los párrafos anteriores. Además, los mensajes tienden hacia generar alianzas entre mujeres que han comprendido que deben mejorar sus vidas y buscar situaciones que las alejen de aquellas cosas (hombres) que les han hecho daño (el patriarcado) y han amenazado con destruirlas (los otros reggaetoneros con quienes han hecho colaboraciones). El problema, no obstante, es que los videos de estas tres canciones sufren exactamente de la misma enfermedad: A Shakira, probablemente,le encanta hacer videos donde ella y su colaboradora se visten lo más parecido posible y bailan haciendo las mismas coreografías, mientras las imágenes cortan de una a la otra para que no sepamos cuál es cuál. ¿Que si es exitoso? supongo que sí, las vistas premios y noticias prueban que probablemente el equivocado soy yo. Sin embargo, no caería mal hacer algo distinto de vez en cuando.

And that’s all I have to say about that.