Sobre Dune II (165 de 365 + 1)

Creo que por allá en algún punto del año pasado hablé de la primera de Dune y de cómo me pareció sobrevalorada y mediocre, pero que no era culpa del director (tal vez sí un poco del editor) sino del escritor del libro. Esto, porque en el afán de hacer a Paul Atreides una especie de semidios perfecto, que siempre sabe qué decir y cómo decirlo en el momento preciso, Herbert se olvidó por completo de construir personajes femeninos que no fueran más allá de ser la amante, la concubina, la esposa o la bruja del señor perfección Muad’Dib. Aún recuerdo que el final del libro me quitó todas las ganas de leer cualquier otro de la saga: “Mientras que a nosotras, Chani, nosotras que arrastramos el nombre de concubinas… la historia nos llamará esposas.”………

De la segunda película, no obstante, albergué esperanzas de que mejorara el libro, porque Chani, la esposa/concubina, es representada por Zendaya y no hay manera de que su manager la dejara actuar en una película donde su único papel fuera decirle a Chalamet que es perfecto. Ahora que, esperanzas a bordo, no estaba dispuesto a pagarle boleta a esa película, pero sí verla una vez activara la mensualidad de Max (para ver House of the Dragon, por supuesto). Entonces, que ayer finalmente la vi y lo que como purista defensor de libros me llegaría a parecer trágico (si considerara que el libro es bueno), en términos cinematográficos me parece un logro de guionista y director.

Los personajes están mucho mejor desarrollados, hay espacio para el humor (basado en el absurdo fanatismo de algunos) y Paul Atreides no es tan insufriblemente omnisciente. La película agrega secuencias completas de acción que, si bien no son descritas en el libro, sí hacen parte esencial de la historia y le cambian por completo el ritmo al argumento, haciendo que valga la pena escuchar los diálogos sobre magias y profecías incomprensibles (magias y profecías que de hecho solamente son comprensibles si uno lee los anexos, pensándolo bien). Definitivamente, disfruté viendo esta película y supongo que hubiera sido chévere verla en cine, por lo que creo que a la tercera sí le pagaré la boleta.

Sobre Richard M. Sherman (145 de 365 + 1)

La película Salvando a Mr. Banks cuenta una historia de cómo Walt Disney convenció a P.L. Travers de venderle los derechos de su obra para hacer la película Mary Poppin (y digo “una historia” porque la versión de Disney al respecto es distinta de la que contaba Travers.) Recuerdo con cierto cariño esta película porque fue una de las primeras (si no la primera) que vi el día de que me enteré de que la inscripción que tenía en aquel entonces de servicio de televisión también me permitía ver las películas y series de HBO (en esa época, al menos en latinoamérica, HBO era el primero en transmitir en televisión el contenido de Disney que había sido estrenado en cine). La disfruté bastante, sobre todo las escenas en que aparecían Richard Sherman y Robert Sherman componiendo las canciones para la famosísima película, aquí uno de los clips:

Con sus dos horas y diecinueve minutos, Mary Poppins es una película especialmente larga para un público infantil y recuerdo que cuando la vi por primera vez, como debe haberle pasado a la mayoría de niños que la vieron en su estreno por allá en 1964, solamente me quedaron grabadas las canciones y por mucho tiempo (creo que hasta el día en que vi el capítulo parodia de los Simpsons) no supe muy bien de qué trataba. Es más, por culpa de Julie Andrews y la presencia de canciones, mi cerebro infantil confundía a Maria von Trapp con “María” Poppins. Decía de las canciones entonces que, desde que vi por primera vez la película, fueron mi parte favorita y, por culpa de esas escenas en Salvando a Mr. Banks me puse a averiguar acerca de los dos compositores. Además de las canciones de Mary Poppins, me alegró saber que otros de mis temas favoritos habían sido compuestos por ellos, a saber, las canciones de los Aristogatos y una canción particular que suena a sonata de Mozart, pero más divertida:

Apenas me enteré de que uno de los hermanos todavía estaba con vida, me puse a averiguar qué estaba haciendo y me sorprendió saber que Richard iba a aparecer en la película Christopher Robin, protagonizada por Obi Wan Kenobi (digo, Ewan McGregor). Para los que no la han visto, es una historia tipo “regreso al país de nunca jamás” donde Christopher Robin, el dueño de Winnieh the Pooh, regresa el bosque de los 100 acres, ya siendo un adulto, a reencontrarse con su niñez. El argumento es simple y predecible, pero no por ello deja de ser una película bonita, bastante agradable y muy bien actuada y, en la escena post créditos se puede apreciar al señor Sherman cantando la canción que compuso para la película Busy Doing Nothing:

En fin, que a lo que voy es que saber de su fallecimiento el día de ayer me entristeció. Pero al menos nos quedan sus canciones que espero se tomen el trabajo de escuchar, seguro encuentran alguna melodía que por allá en sus infancias les hizo sonreir.

Reseña: La balsa de piedra (133 de 365 + 1)

Lo que me gustó

Es un libro de Saramago y, como tal, tiene las usuales características que entretienen a los lectores de Saramago: Sardónicos comentarios políticos, personajes sin cara ni cuerpo pero profundísimas motivaciones, situaciones absurdas que se convierten en momentos reales y plausibles, etc. etc.

Mi conversación favorita fue la siguiente que reproduciré a continuación:

También, por supuesto, todos los episodios que se refieren a las acciones de las masas y de los políticos. Si algo sabe hacer Saramago es predecir el comportamiento de los dirigentes y de las grandes masas y por ello sus historias siempre suenan actuales y posibles, sin importar que el argumento dependa de un evento no sólo inverosímil sino además físicamente imposible.

Lo que no me gustó

Después de haber leído Ensayo sobre la ceguera, Ensayo sobre la lucidez, Las intermitencias de la muerte, Todos los nombres, El evangelio según Jesucristo, La caverna, Casi un objeto y Caín, leer La balsa de piedra es bastante decepcionante. No es que el libro sea malo, sino que no está al mismo nivel de las demás obras del autor.

¿Cuáles son sus problemas? En general, la historia de Pedro Orce, Joaquim Sassa, José Anaiço, Joana Carda, María Guavaira y el perro Constante es pésima (que me perdone Cervantes por decir esto de una historia de Saramago). Empieza bien, porque los fenómenos sobrenaturales conectados con los cinco personajes y los eventos que los unen al principio son entretenidos, pero en el desgaste de la historia resultan siendo también muestra de que el autor no supo qué hacer con ellos: José tiene estorninos que lo persiguen, pero dejan de hacerlo repentinamente; Joana tiene una vara de negrillo durante unos capítulos y luego a Saramago se le olvida que la tenía, de milagro la recuerda en el último capítulo; hay hilos de lana azules interminables que convenientemente se quedan guardados en un cuarto al que nadie regresa etc.

Ahora, las relaciones sentimentales entre los personajes son forzadas y sus interacciones son además irrelevantes: (Spoilers ahead) Las dos mujeres se acuestan con Pedro en un acto de supuesta misericordia que no solo no está motivado por ningún giro lógico del argumento (al leerlo se siente como: Y ahora quiero que Pedro se acueste con Joana y María porque sí) sino que al principio pareciera que el hecho va a tener consecuencias, ya que las dos mujeres resultan embarazadas (y no se sabe si es de Pedro o de los otros hombres del grupo), pero luego pareciera ser que no tiene mayor relevancia, puesto que todas las mujeres de la isla/península están embarazadas al mismo tiempo porque sí. Y no es que Saramago no viva de “porque sís”, el ensayo sobre la ceguera se sostiene en un “porque sí”, el lío es que, para esta novela, el exceso de los mismos (en general todo lo relacionado con los movimientos ultraoceánicos de la península y todos los fenómenos sobrenaturales de los personajes) parece más pereza que cualquier otra cosa.

Para cuando uno llega a la página 200, uno ya está aburrido de leer sobre los personajes y solamente quiere pasarles por encima a ver si se encuentra con el siguiente comentario político o relato sobre lo “macro” de la novela, que es lo verdaderamente interesante.

En conclusión

Si el libro fuera solo un ensayo sobre lo que pasaría con las grandes masas y los políticos en el mundo si la península ibérica se separara físicamente de Europa, el libro estaría perfecto. Así como está, sin embargo, le sobran al libro al menos 200 páginas de personajes con excelentes premisas, pero historias irrelevantes. Recomiendo de Saramago los otros que mencioné antes, pero este no.

Recomendaciones en Netflix para pasar el tiempo sin pensar demasiado (128 de 365 + 1)

Rebel Moon

Es una de esas mega producciones que gasta millones de dólares en contratar actores medio famosos, un amplio grupo de animadores y cuando se da cuenta de que ya no le queda presupuesto, le pide a chat GPT que les haga un guión que combine todas las escenas y personajes de todas las películas de acción famosas de los últimos cien años.

¿El resultado? Los siete magníficos en el espacio.

Y no es una película de esas que vaya a hacer historia o que vaya a ser recordada más allá del tiempo que se demora uno en ver las dos partes. Pero si uno necesita hormiguitas peleando o ruido blanco que llaman ahora, estas dos películas son una muy buena opción para pasar el rato.

Oats Studios

Son, en sus propias palabras, cortos experimentales, y si uno los ve como historias independientes no sólo no los va a entender sino que probablemente se va a aburrir. No obstante, si uno lee la historia y se da cuenta de que los estrenaron en YouTube y en Steam antes de subirlos a Netflix, entonces se da cuenta de que realmente son lo que llaman en videojuegos “cutscenes” y que con esa idea en mente, son mucho más fáciles de disfrutar y uno que otro resulta hasta crítico y muy entretenido.

¿Mis favoritos? Zygote, God, los tres de ADAM y los dos de Kapture. Por cierto, para ver los tres de ADAM probablemente les va mejor en YouTube. Rakka y Firebase tienen excelentes animaciones. Los demás son pasables y, afortunadamente, son muy cortos, así que se puede salir de ellos casi que en dos días.

Over and out.

A propósito de Star Wars a lo Revenge of the Fifth (124 de 365 + 1)

Dicen los documentales que George Lucas aprobó la línea de juguetes antes de terminar de editar la primera película. En 1977, año en que se estrenó la Star Wars original, los juguetes eran diseñados y pensados para que fueran disfrutados por niños (no como ahora), de lo que es acertado deducir que 1) George Lucas siempre pensó que debía existir un componente infantil en sus películas y 2) que el público de sus películas era necesariamente infantil (de hecho, el rating original es PG, que a la larga significa que se sabe que van a ir niños que deben ir acompañados de sus padres).

Muchos de los que vieron la trilogía original en cines, cuando eran niño (o de pronto hasta por televisión, porque estoy seguro de que las pasaron por televisión colombiana en algún momento en los ochentas o noventas) odiaron la trilogía de precuelas y esto, porque las películas no estaban diseñadas para ellos, ya un poco adultos, sino para los niños de la época que, estoy seguro, disfrutaron ver a Yoda saltando y luchando como un sapo mágico guerrero(yo, de hecho, fui feliz viendo Jedis saltando y peleando, era todo lo que me importaba y me lo entregaron en bandeja de plata): para ellos fue que Filoni creó la serie Clone Wars que, junto con ellos, creció hasta una última temporada con temas un poco más complejos y menos infantiles pero aún para niños.

Y luego llegamos a la trilogía de secuelas que son diseñadas por Disney, dado que son la empresa más grande de contenido infantil (George Lucas jamás le hubiera vendido su obra maestra a alguien que no vendiera licencias para juguetes o que no diseñara películas PG) y a la que un montón de abuelos y padres llevaron a sus hijos, después de haberles lavado la cabeza mostrándoles al Vader, al Sidious, al Obi-Wan y al Luke. ¿Qué recibieron los niños de esa época? Un Vader, un Sidious, un Obi-Wan que además era Luke; y además ¡otra vez al Sidious!

Pónganse en el lugar de un niño al que le dijeron desde chiquito que el Sidious era lo más malo de la historia y un diálogo dice “somehow, Palpatine returned” el niño emocionado en la oscuridad de la sala de cine le dice a sus padres “¡Woooooooow! Es el malote que me dijiste…. !todavía está vivoooooo!” Y mientras que los padres/abuelos decepcionados se cuestionan por la lógica interna del asunto (lo clonaron, revivió igual que Maul, ¿Qué pasó aca? Qué decepción) los niños se emocionan de ver al personaje que sus familiares mayores les metieron en la cabeza sin pensar demasiado en el asunto, porque, pues, la película era para ellos.

Y me gusta Star Wars, pero sin importar todos los análisis que le hagan (“los Ewoks son los Vietnamitas del Viet Cong enfrentándose al imperio de Estados Unidos….” No, de hecho son ositos lindos que vendían muy bien como peluches para niños) sé que son películas y contenido diseñado desde un principio para que sea perpetuado por menores de quince años. Y eso está bien. Sólo recordando eso se puede seguir disfrutando Rebels, the Bad Batch, the Mandalorian y las películas que aparezcan en el futuro cercano, porque está bien sentirse como niño en una galaxia muy lejana.

Sobre Wish los Increíbles 2 y cuando Disney no logra representar a Nietzsche (123 de 365 + 1)

Wish no fue nominada a los Óscares, lo que creo que no sorprendió a nadie realmente. La película no es especialmente mala, pero comparada con Elemental, también de Disney (sí, yo sé, Pixar) y cualquiera otra de las nominadas es obvio que estamos presentes ante un producto inferior. Y si bien la presencia de Disney + reduce sus ganancias y divulgación (porque es más fácil esperar que ir hasta el cine, máxime si uno quiere ver las películas en inglés que suelen ser el doble de caras si acaso se consiguen), el problema de esta producción es bipartita: 1) La premisa es ilógica 2) El guión peca por cobardía. A continuación desarrollaré las ideas:

Premisa ilógica

La película comienza con la presentación de Magnífico como un poderoso hechicero que logró construir una ciudad en una isla luego de prometerle a la gente que, si vivían allí, utilizaría su magia para concederles un deseo. En una especie de “discount” Budismo, Magnífico suprime el deseo para suprimir el sufrimiento (la gente olvida lo que deseó, pero no que deseó algo) y así, la gente vive esperando el momento en que les den lo que desean en una ceremonia que se repite mensualmente. El problema de algunas cosas con descuento es que no son de la mejor calidad y en este caso, el trato que ofrece Magnífico debería haber generado problemas desde un principio, pues no hay sensación más molesta que cuando uno quiere algo, pero no sabe qué, o iba a decir algo y se le olvidó. En esos casos uno suele culparse, pero en esta premisa siempre es culpa de Magnífico quien, lógicamente y en breve (no después de cien años) habría generado un pueblo de gente frustrada que a la primera oportunidad lo hubiera derrocado por ladrón de olvidos.

Ahora que, por otro lado, no es claro cuál es el propósito de Magnífico al guardar los deseos. ¿Aumentar su poder? Definitivamente no, dado que Magnífico ya es poderoso y solamente cuando se ve amenazado por Star es que decide transformar deseos en garras verdes que lo hacen el malo de la película. Entonces, ¿Para qué era que los guardaba? Ni idea. Y ya solo por eso su motivación para no cumplir deseos, o bien cumplirlos, no tiene justificación y por ello la película falla desde el principio. Y es por eso que después resulta tan poco creíble que Magnífico se vuelva malo tan rápido, que la gente no se una a Asha con mayor prontitud y que al final Magnífico sea vencido tan fácilmente.

Pero todo ello podría cambiar si el guión fuera un poco más valiente, como explicaré a continuación.

2) El guión peca por cobardía

En los Increíbles 2, hay un diálogo muy bien escrito que, desafortunadamente, no lleva a nada, porque de admitirse que quien lo dice tiene razón (porque la tiene) entonces los increíbles y todos los super héroes deben desaparecer del panorama. Lo reproduzco a continuación en su original en inglés:

Elastigirl: I counted on you.

Evelyn: That’s why you failed.

Elastigirl: What?

Evelyn: Why would you count on me? Because I built you a bike? Because my brother knows the words to your theme song? We don’t know each other!

Elastigirl: But you can count on me anyway.

Evelyn: I am supposed to, aren’t I? Because you have some strange abilities and a shiny costume the rest of us are supposed to put our lives into your gloved hands. That’s what my father believed. When our home was broken into, my mother wanted to hide. Begged my father to use the safe room. But father insisted they call his superhero friends. He died, pointlessly, stupidly…waiting for heroes to save the day.

Elastigirl: But why would you…your brother…

Evelyn: Is a child! He remembers the time when we had parents and superheroes. So, like a child, Winston conflates the two. “Mommy and Daddy went away because Supers went away.” Our sweet parents were fools to put their lives in anybody else’s hands. Superheroes keep us weak!

Y en este diálogo, los lectores más competentes reconocerán una idea que aparece por allá en el viajero y su sombra y, seguramente, también en el Zaratustra, donde se critica al hombre porque antes de conocerse a sí mismo decidió conocer a dios, lo que viene significando que legó toda responsabilidad sobre sus actos en un ente externo y nunca en sí mismo, por lo que es un ser débil que siempre espera a que algo o alguien más le resuelva sus problemas; por esto mismo, se somete a sistemas morales que limitan sus deseos naturales y a largo plazo le minimizan su voluntad y su vida misma.

Es por ello que dios, su concepto propiamente dicho, debe ser destruido, para que el hombre se transforme por fin en sí mismo. O puesto de otro modo, Magnífico debe ser destruido para que todos en el pueblo de Rosas dejen de ser niños y finalmente se conviertan en adultos. Ahora, que si desde un principio nos mostrarán que el contrato social al que se someten los ciudadanos de Rosas, perdiendo su voluntad, es la fuente de poder de magnífico y nos hubieran mostrado una amenaza externa de la que Magnífico les estaba protegiendo, pero Asha revelara que no había tal amenaza (era un juego de magia creado por el mismo Magnífico) y que lo único que hacía el rey era drenarlos para conseguir más poder, entonces, ahí sí tendría sentido liberar los deseos y devolverle su identidad al abuelo Sabino.

Y si Elastigirl hubiera caído en cuenta de que su existencia (y la de su familia) estaban malcriando a la humanidad, entonces lo más lógico hubiera sido que se retiraran hacia las sombras y se volvieran agentes secretos, defensores invisibles e inspiradores del porvenir.

En cambio, tenemos un villano mal justificado por el lado de Wish y un villano perfectamente comprensible por el lado de los increíbles 2 que debería haber ganado, encapsulados en dos películas que podrían haber sido mucho más significativas de lo que fueron.

Pero al menos pudimos ver hablando a Valentino. El único personaje en esa película al que le cabe por completo el adjetivo de Magnífico.

Sobre la saga de Arma Mortal, Tango y Cash, Asesinos y otras joyas de los noventas (90 de 365 + 1)

Hubo una época en que Mel Gibson podía vender cualquier cosa y no porque se pusiera faldas escocesas para matar ingleses o porque obligara a un pobre cristiano (literal) a torturas indecibles en una cruz mientras grababa una película, sino porque era un agente de policía loco pero confiable: la maquina de combate Martin Riggs. En la época en que salieron estas cuatro películas (1987, 1989, 1992 y 1998), el cine estaba acostumbrado a proyectar historias sobre policías incorruptibles que al final de cada película tomaban la justicia en sus propias manos y agarraban a tiros a todo el que se les atravesara. Lo mejor era que todo esto pasaba en un mundo sin consecuencias donde el único castigo que recibían estos oficiales era que les quitaban la placa por unos días, pero al final se la restituían porque habían vencido (llegando hasta hasta el filo de las circunstancias) al malo del paseo.

Lo más interesante para mí de este fenómeno es que eran películas que no se tomaban demasiado en serio a sí mismas. Los chistes recurrentes entre Murtaugh y Riggs eran bastante simplones (You’re supposed to go on three, I’m too old for this shit etc), pero no por ello menos efectivos y me imagino las horas interminables que debían pasar los escritores de estas películas buscando los momentos apropiados para meter en el argumento las ya reconocidas líneas por todos los asistentes. De hecho, no estaría mal el clasificar estas películas como comedias, pues las situaciones de risa son tan o más frecuentes que las escenas de acción. Las primeras dos películas de Duro de Matar, por ejemplo, son, sin lugar a dudas, comedias familiares navideñas que recuerdo haber disfrutado en la cama de mis papás en el horario de Premier Caracol cuando era un programa en el canal uno y no un horario independiente en su propio canal. Tango y Cash es una ridiculización de los policías estrellas que en este caso hasta se dividían la ciudad en dos para salvarla de todos los criminales y habían encarcelado, respectivamente, a cada una de las mitades del pabellón de seguridad de la cárcel de máxima seguridad de Los Angeles. Un policía suelto en Beverly Hills (que de hecho solo se llama Policía de Beverly Hills, pero no vamos a contradecir a los traductores comerciales que así la vendieron) es literalmente una comedia de acción con un protagonista cuya profesión externa es de hecho ser un comediante, Eddie Murphy.

Es más, tan seguro estoy de que los productores no se tomaban en serio estas historias y estaban convencidos de que sucedían en un mundo cómico de fantasía que probablemente la más inteligente de estas películas es la inigualable Last Action Hero (he olvidado como la tradujeron, pero seguro era algo así como Un loco policía de película) donde las reglas de “película de acción” solamente aplican en el mundo de “películas de acción”, pero no en el mundo “real”de donde viene el niño protagonista de la historia; actualmente en Tik Tok la llamarían una película “meta”.

Y creo que es mi niño interior el que habla(o mi anciano naciente), pero ya no hacen películas de acción como antes y es porque se toman demasiado en serio a sí mismas. Misión Imposible, por ejemplo, es excelente y me parece que es de un nivel de producción impecable, pero no es chistosa o no pretende serlo y por ello la posibilidad de enemigos más malos que los anteriores en un mundo donde las naciones ya no andan espiándose entre sí (o al menos no como pretenden ahí) se va volviendo cada vez más inverosímil. Las películas de Rápidos y Furiosos, que además de ser un derroche asqueroso de dólares y falta de talento, son historias supuestamente dramáticas donde quieren hacernos creer que un jalador de carros bogotano promedio es el mejor luchador/espía/agente secreto que puede ofrecer la humanidad; y todo porque los actores se toman demasiado en serio a sí mismos y se la pasan defendiendo a una “FAMMMMILLLLIAAAAA”, palabra tan gastada gracias a Vin Diesel y los memes circundantes, que ahora es un vocablo insulso que no significa absolutamente nada.

Por esto no es de sorprender que las mejores películas de acción de los últimos años sean, de hecho, películas de Disney, específicamente las de súper héroes, que ahora no matan a tantos seres humanos, y que mantuvieron el constante chascarrillo pasajero para mantener a la audiencia concentrada. Porque allá entendieron que una buena película de acción ha sido y será siempre una comedia.

En fin, que de todos modos, por acceso a televisión vacacional, disfruté viendo una vez más a Riggs y a Martaugh y a Tango y Cash y me gozaría unos buenos maratones de Duro de Matar y El Policía de Beverly Hills. Por cierto, mencioné a Asesinos en el título, y esto porque me parece tan divertido que incluso para esa época Antonio Banderas ya hacía su propio doblaje, tanto así que recuerdo que cuando la vi por primera vez creí que era originalmente en español y esa era la voz del Stallone. Otra cosa, ¿alguien sabe si Silvestre Dangon se llama así en honor a Rambo? Me cuentan si saben y hasta luego.

Películas de los Óscares VII: Oppenheimer

La academia odia a Christopher Nolan y año tras año le ha negado los premios que se merece. En 2002 lo nominaron por Memento como mejor guión original, pero el ganador fue una película llamada Gosford Park, que es la primera vez que la oigo nombrar, y lo peor, es que otro de los nominados ese año era Amélie, lo que no significa que Gosford Park sea mala, sino que obviamente la academia escogió la película que no pasó la prueba del paso del tiempo.

En 2011, por Inception, Christopher fue nominado a mejor película y mejor guión original. En las dos perdió contra El discurso del rey, lo que no es tan grave en el caso de mejor película, porque ese largometraje sí me gustó, pero entrados a analizar, una historia diseñada para ser grabada en diversos escenarios, que se supone suceden simultáneamente (como Inception), es objetivamente un guión más difícil de escribir que un argumento basado en hechos de la vida real y en un discurso que ya estaba escrito (y que es el punto central de la pelicula). Y volviendo a lo que mencioné antes, Inception hace parte ya de la cultura popular, lo que la hace temporalmente mucho más valiosa.

Interstellar fue específicamente nominada en las categorías que no tenían el nombre de Christopher Nolan asociado. Y en cambio ganó mejor director Cuarón por Gravity, que es un asco de película. De hecho, conocí a Cuarón cuando dirigió la única película de Harry Potter que detesto de principio a fin, El prisionero de Askaban, por ser la que peor adapta el libro y por ser la que en su afán de darle más protagonismo del merecido a Harry, convierte los diálogos más reveladores y relevantes que Rowling escribió en su vida, en juegos baratos de cámaras girando por todo el escenario y en personajes que siempre parecieran estar afanados gritando sus escenas y huyendo de la cámara. Basura cinematográfica y pretenciosa, igual que Gravity. Al menos ese año le dieron mejor película a 12 years a slave.

En 2018 volvieron a nominarlo por mejor película y mejor director, esta vez por Dunkirk, pero como los directores mexicanos estaban de moda, le dieron ese premio de dirección a Guillermo del Toro, que se lo merecía por cualquier otra película, pero no por esa. Y me disculparán los que disfruten de la forma del agua, pero ese bodrio es una película de fantasía tipo softcorn de porno con bestialismo incluido. Ahora bien, tampoco se lo merecía Nolan, ya que sin lugar a dudas el mejor contendiente era en ese entonces Jon Peele con Get Out en las dos categorías.

Y ahora se viene Oppenheimer. La película es excelente y las actuaciones son de lo mejor que puede haber. Pero la academia odia a Nolan y esta película, aunque ha arrasado en premios en otros lados, para mí no tiene tanto impacto como Interstellar o Inception y probablemente premien a sus actores, pero no a Christopher. Pero si gana, lo celebraré porque es lo justo. Entre tanto, a esperar.

Películas de los Óscares VI: Barbie (68 de 365 + 1)

Así como a la gente le gustan los Legos, a la gente le gustan las Barbies y con ello, lo que quiero decir, es que pocas cosas son tan importantes para un adulto como los juguetes con que creció y las historias que construyó alrededor de sus imaginados reinos de plástico. Adicionalmente, Lego y Barbie, junto con los personajes Bambi y Nemo, sufren, lo que yo llamo, identidad extendida de marca, a saber, así como cualquier ciervo es un Bambi, cualquier bloque de construcción es un Lego y cualquier muñeca (hasta la fea despeinada del Dollarcity) es una Barbie. Con la consecuencia de que probablemente son las versiones piratas, al menos por estos lares, las que mayor comercialización reciben (lo que no es necesariamente algo malo). Teniendo eso en cuenta, y agregándole el espeluznante esfuerzo de producción y publicidad que le agregaron a esta película era imposible que no llegara a ser considerada como un contendiente serio para los premios Óscar.

Pero además, y sencillamente, la película es buena. Las tres canciones principales, Dance the Night Away, I’m just Ken y What Was I Made For son parte esencial del argumento y lo ayudan a avanzar o bien a explicar las motivaciones de los personajes. Los chistes son en su mayoría bastante buenos, empezando por la sencilla comedia física de los primeros momentos, pasando por los toques de absurdo que experimentan Barbie y Ken cuando los mundos chocan, y terminando con los discursos, entre emotivos y sardónicos, que utiliza el personaje de America Ferrera para despertar a los personajes y a la audiencia (de estos tres, y porque soy hombre supongo, mis favoritos son los de Ken y los caballos porque, se pone uno a pensar, y sí: Todos los personajes importantes de la historia aparecen montados en un caballo, lo hayan usado o no y los carros se miden por caballos de fuerza; a fin de cuentas el mundo masculino siempre se ha venido midiendo por actos de guerra de los que los caballos son siempre los vehículos y las víctimas.) La historia que cuenta la película es coherente; teniendo películas que fallan a la hora de contar una historia convincente (te estoy mirando a ti Maestro), los viajes de reconocimiento que hacen Barbie y Ken son lógicos y es evidente que muchos hombres y mujeres se pueden identificar con lo que uno y otro sienten, que al final es todo el punto de contar cualquier cuento en el formato que sea. Finalmente, si fuera necesario clasificar esa película, me atrevería a decir que es una comedia que entre chiste y chanza resulta representando aspectos de comportamiento humano sobre los que vale la pena reflexionar y llevarlos más allá de la sala de cine.

Ahora bien, los detractores de la película le hicieron un gran favor al criticarla tanto porque la pusieron aún más en el mapa, lo que los publicistas aprovecharon para crear, junto con Oppenheimer, una estrategia muy exitosa que sacó a la calle a las personas y las puso a comer maíz pira con perro caliente una vez más. En fin, que Barbie se ganó su lugar como nominada y también deberían haberlo ganado su directora y su actriz principal, así la academia no lo quiera reconocer.

Veremos hoy más tarde en qué deriva este asunto.

Películas de los Óscares V: Maestro (65 de 365 +1)

La película es mala.

Lo primero, es el título. El personaje interpretado por Bradley Cooper, el Maestro, no es el protagonista, por lo que un título más acertado, al menos para lo que sucede en escena la mayor parte del tiempo, sería Felicia. El problema es que Bradley Cooper se acordó, cada cierto tiempo en el cuarto de edición, que se suponía que al estudio le estaba vendiendo una producción sobre Leonard Bernstein, y por ello resulta metiendo interludios insignificantes para la historia, como la escena de él dirigiendo la sinfonía número dos de Malher, que con toda seguridad fue lo que más le costó aprender a actuar, pero que no le aporta absolutamente nada al argumento.

Lo segundo, es que cada cierto tiempo los acontecimientos parecieran estar robando (o imitando artísticamente) a otras películas que ya fueron exitosas:

Toda la secuencia donde se hace referencia a “On the Town” es un intento mediocre por parecerse a La La Land y otras escenas de musicales que interrumpen con una secuencia de baile el discurrir normal de un relato.

Las escenas de Berstein con sus amantes y los excesos de drogas recreativas que terminan con éste llamando por el teléfono a su (¿ex?) esposa para que le recuerde los valores de la vida son un intento barato de convertir al compositor americano en un Freddy Mercury al estilo de Bohemian Rhapsody.

Las escenas de aceptación de la bisexualidad de Berstein por parte de su esposa y su relación intempestuosa al lado de un piano son recreaciones de la película De-Lovely sobre Cole Porter. Y seguro que otros más conocedores del cine encontrarán más plagios (homenajes artísticos) a lo largo de la hora y pico que dura este cuento.

Tercero, hay actores y actuaciones que son incómodas, molestas y pésimamente logradas. Por ejemplo, cada vez que Alicia Silverston aparece en escena me dan ganas de vomitarme en el televisor, y cuando Bernstein se conoce con Felicia, los dos cantantes que aparecen en escena son más desafinados que un piano cayendo por las escaleras. También los diálogos metacognitivos y filosóficos que mantienen Berstein y Felicia en sus primeros encuentros son más falsos que una moneda de cuero. Todo esto en los primeros viente minutos. Peor aún cuando casualmente en un carro de los años ochenta están escuchando en la radio justo la canción de R.E.M. “It’s the end of the world as we know it” justo cuando mencionan el nombre del compositor… ¿Spotify del pasado? Cringy as F-&%&%ck

Cuarto, Bradley Cooper no hace un buen trabajo cuando pretende tocar piano o cuando pretende dirigir. Se sabe los gestos, pero no hay una conexión coherente entre lo que suena y lo que sus movimientos indican, por lo que muchas veces se ve más caricaturezco que una verdadera representación del compositor estadounidense… y si esperaba ganarse el Óscar por eso, está bien MFT.

Finalmente, es una película que no informa nada. Los que conocen de Leonard Berstein probablemente sentirán que no le rindieron ni el suficiente homenaje ni le hicieron la suficiente exposición de trapitos sucios como para que puedan utilizar la película de referencia en sus clases de historia musical. Y para los que no saben nada de Leonard Berstein, da igual si ven la película o no, porque luego de dos horas, no se aprende absolutamente nada.

Espero que no le den ningún Óscar a eso.