Reseña: El origen (158 de 365 + 1)

Yo sé lo que me van a decir: Nadie en su sano juicio se pondría a gastarle a tiempo a un libro de Dan Brown y menos a uno que no es tan famoso como el Código Da Vinci; y menos aún cuando uno antes ha hablado pestes de los libros de este escritor que hacen grandes éxitos taquilleros (aunque todos sabemos que esto es gracias al reparto y no a la calidad de la película) y un papel higiénico un poco rasposo. Pero me pudo más la curiosidad y un principio de que es mejor críticar con conocimiento de causa que porque sí, así que aquí voy:

Lo que me gustó

Creo que lo único que Dan Brown hace bien es mencionar lugares famosos (y otros no tanto), que están dotados de un altísimo valor histórico, artístico y/o arquitectónico, y bañarlos de descripciones hiperbólicas plagadas de chismes y fantocherías como las que se esperan de un culebrero de esos que ya no hay. El resultado es que uno termina genuinamente interesado en averiguar si esos lugares existen y es posible que termine queriendo ir a visitarlos solamente para comprobar si la sarta de sandeces que Brown se atreve a describir en sus libros tiene al menos algún dejo de fundamento en la realidad. Estoy seguro de que este tipo de libros fomenta el turismo artístico y ello debe ser apreciado y agradecido, así que, algún día iré a Barcelona con este autor en mente.

Lo que no me gustó

Lo que sentí cuando leí el Código Da Vinci se manifestó igual cuando leí éste. Dan Brown depende en altísima medida de que sus lectores sean especialmente ignorantes de las pinturas, sociedades, personas y lugares mencionados. Pero si el lector posee un conocimiento más o menos funcional de, por ejemplo, autores ingleses o movimientos extremistas como la iglesia palmariana, en breve descubrirá la respuesta a los enigmas más importantes del libro y apenas si va a levantar la ceja cuando, después de trescientas páginas, el atembado de Robert Langdon, con su supuesta memoria eidética, por fin se le ocurre pensar que William Blake además de poeta era ilustrador (aunque en el libro la cosa la muestran, por alguna razón, al revés, primero ilustrador y luego poeta, lo que en mi cabeza hace todo el asunto aún más estúpido, pero bueno) y que de pronto la clave del computador que tienen que desbloquear es de un verso de alguno de sus poemas. Ahora, que si uno nunca ha leido a Blake y nunca ha visto sus ilustraciones, de pronto se emociona al llegar a esta parte; yo, en cambio, llevaba 200 páginas diciendo “es Blake… ES BLAKE…. ES WILLIAM BLAKE PEDAZO DE……..”

Lo mismo sucede con la premisa del libro. Un hallazgo científico encontrado por Elon Musk, digo Edmond Kirsch, es supuestamente tan poderoso, que amenaza con destruir las bases de las religiones más importantes del mundo, por lo que alguien, al parecer el obispo mano derecha del rey de España, lo asesina antes de que revele su descubrimiento. Si algo se sabe de las religiones es que ningún hallazgo, de ninguna naturaleza podría destruirlas; las religiones se adaptan, se actualizan, se transforman, pero nunca desaparecen y solamente alguien muy ingenuo creería que un mensaje de Elon Kirsch, digo Edmond Musk, digo Edmond Kirsch podría causar mayor revuelo que unos cuantos tweets aireados.

Ahora, el otro gran problema de Brown es que sus revelaciones de villanos dejan de ser reveladoras cuando uno ya ha visto su estrategia en cine y en libro. Desde el minuto en que aparece Winston me imaginé que él tenía que ver con la muerte de Edmond ¿por qué? porque en el Código Da Vinci el malo era el artista bueno que había ayudado a Robert y porque en Ángeles y Demonios el malo era el cura que había ayudado a Robert. Ni siquiera el hecho de que Winston fuera una IA cambiaba el hecho de que era el malo porque, pues, había ayudado a Robert Langdon y el agua moja. Pero, de nuevo, si este es el primer libro que uno lee de Dan Brown, probablemente se va a sorprender en este momento y va a decir “oooooooh”. Pero lo que ningún lector va a dejar pasar es que el obispo Valdespino, el que uno cree que es el malo todo el libro, actúa de una manera supremamente errática con un acto que es a la larga irrelevante para el argumento de la historia. Es más, las 150 páginas en que aparece el dichoso obispo (y el rey de España, de hecho) podrían omitirse y el libro sería mucho más entretenido.

Pero lo peor es el mensaje de Musk, digo, Kirsch. Brown desgasta 80 páginas del libro describiendo un video que podría pertenecer a Cosmos, pero en versión barata. Y el mensaje que revela es bastante decepcionante: 1) la vida es la manera organizada en que el universo gasta energía y 2) algún día todos seremos inteligencias artificiales/robots….. Así como la gente dice que hay reuniones que podrían haber sido emails, de este libro se podría decir que hubiera sido mejor como una presentación de Power Point (y de esas viejitas, por favor, de las que sonaban rayos láser cuando aparecía cada letra).

En conclusión

Está bien para un lector novato que no sepa nada sobre arte o historia, así que supongo que no es tan nocivo realmente y leer es siempre un buen ejercicio. Es solamente que no es para mí.

Postdata: ¿Por qué será que todos los personajes femeninos de estos libros se tienen que enamorar de Robert Langdon? La idea es apenas creíble cuando le pasa a James Bond….

Reseña: La balsa de piedra (133 de 365 + 1)

Lo que me gustó

Es un libro de Saramago y, como tal, tiene las usuales características que entretienen a los lectores de Saramago: Sardónicos comentarios políticos, personajes sin cara ni cuerpo pero profundísimas motivaciones, situaciones absurdas que se convierten en momentos reales y plausibles, etc. etc.

Mi conversación favorita fue la siguiente que reproduciré a continuación:

También, por supuesto, todos los episodios que se refieren a las acciones de las masas y de los políticos. Si algo sabe hacer Saramago es predecir el comportamiento de los dirigentes y de las grandes masas y por ello sus historias siempre suenan actuales y posibles, sin importar que el argumento dependa de un evento no sólo inverosímil sino además físicamente imposible.

Lo que no me gustó

Después de haber leído Ensayo sobre la ceguera, Ensayo sobre la lucidez, Las intermitencias de la muerte, Todos los nombres, El evangelio según Jesucristo, La caverna, Casi un objeto y Caín, leer La balsa de piedra es bastante decepcionante. No es que el libro sea malo, sino que no está al mismo nivel de las demás obras del autor.

¿Cuáles son sus problemas? En general, la historia de Pedro Orce, Joaquim Sassa, José Anaiço, Joana Carda, María Guavaira y el perro Constante es pésima (que me perdone Cervantes por decir esto de una historia de Saramago). Empieza bien, porque los fenómenos sobrenaturales conectados con los cinco personajes y los eventos que los unen al principio son entretenidos, pero en el desgaste de la historia resultan siendo también muestra de que el autor no supo qué hacer con ellos: José tiene estorninos que lo persiguen, pero dejan de hacerlo repentinamente; Joana tiene una vara de negrillo durante unos capítulos y luego a Saramago se le olvida que la tenía, de milagro la recuerda en el último capítulo; hay hilos de lana azules interminables que convenientemente se quedan guardados en un cuarto al que nadie regresa etc.

Ahora, las relaciones sentimentales entre los personajes son forzadas y sus interacciones son además irrelevantes: (Spoilers ahead) Las dos mujeres se acuestan con Pedro en un acto de supuesta misericordia que no solo no está motivado por ningún giro lógico del argumento (al leerlo se siente como: Y ahora quiero que Pedro se acueste con Joana y María porque sí) sino que al principio pareciera que el hecho va a tener consecuencias, ya que las dos mujeres resultan embarazadas (y no se sabe si es de Pedro o de los otros hombres del grupo), pero luego pareciera ser que no tiene mayor relevancia, puesto que todas las mujeres de la isla/península están embarazadas al mismo tiempo porque sí. Y no es que Saramago no viva de “porque sís”, el ensayo sobre la ceguera se sostiene en un “porque sí”, el lío es que, para esta novela, el exceso de los mismos (en general todo lo relacionado con los movimientos ultraoceánicos de la península y todos los fenómenos sobrenaturales de los personajes) parece más pereza que cualquier otra cosa.

Para cuando uno llega a la página 200, uno ya está aburrido de leer sobre los personajes y solamente quiere pasarles por encima a ver si se encuentra con el siguiente comentario político o relato sobre lo “macro” de la novela, que es lo verdaderamente interesante.

En conclusión

Si el libro fuera solo un ensayo sobre lo que pasaría con las grandes masas y los políticos en el mundo si la península ibérica se separara físicamente de Europa, el libro estaría perfecto. Así como está, sin embargo, le sobran al libro al menos 200 páginas de personajes con excelentes premisas, pero historias irrelevantes. Recomiendo de Saramago los otros que mencioné antes, pero este no.

Reseña: Las aventuras de Huckleberry Finn(118 de 365 + 1)

Lo que me gustó

Mi primer encuentro con Mark Twain fue a través del ánime puesto que, por allá en los ochenta, se inventaron una serie acerca de las aventuras de Tom Sawyer que repetían incesantemente cuando yo era niño (casi con la misma frecuencia que la de los cuentos de los hermanos Grimm y probablemente con las mismas voces de doblaje) y recuerdo que no entendía mayor cosa del argumento, exceptuando el hecho de que Tom estaba enamorado de Becky.

Algo que me incomodaba de los dibujitos animados era que Tom y Huck no tenían zapatos nunca y siempre me daba la impresión de que estaban sucios o deliberadamente estaban intentando hacer algo para ensuciarse. Sin embargo, me divertían mucho los dibujos, así que cuando vi un libro en la mesa de noche de uno de mis hermanos con el mismo nombre de uno de los personajes de la serie (Huck), me puse en la tarea de leerlo, pero debía todavía yo estar muy pequeño, porque no sólo no entendí nada, sino que además me decepcioné porque no se parecía a la animación japonesa.

Pasaron los años hasta 2024 y como regalo de navidad recibí la edición que aparece en la foto, por lo que apenas pude me dije “aquí fue” y ¡vaya que fue!

Es un libro endemoniadamente divertido y no recordaba reirme tanto desde el Hitchhiker’s Guide to the Galaxy de Douglas Adams. A continuación incluiré lo que me parecen dos de las páginas más graciosas escritas en la historia de la literatura:

También me gustó mucho el hecho de que Huck es un personaje que crece emocionalmente y que *Spoiler Alert a pesar de considerar a los negros como seres inferiores, resulta arriesgando todo para asegurarse de que Jim sobreviva y además gane su libertad. Actualmente, los comentarios racistas de Huck deben leerse como la estrategia utilizada por Twain para indicarle a los lectores post-guerra civil (y a sí mismo, probablemente) que aunque un niño haya sido educado bajo unos valores incorrectos, la vida misma y la “rebeldía” natural del adolescente, por llamarlo de algún modo, pueden enseñarle a encontrar el camino más adecuado y convertirse en un superior moral que hace lo correcto aún si no termina de entenderlo.

Finalmente, la resolución del conflicto entre Huck y su padre está tan bien lograda que uno sonríe al descubrir que lo sospechado apenas por allá en uno de los primeros capítulos es verdad comprobada en el último. Un acto muy bien logrado *Fin del Spoiler.

Lo que no me gustó

La reseña de la contraportada en esta edición. Es uno de esos textos donde el reseñador quiere ser más inteligente que el escritor con frases rimbombantes como “la enemistad acérrima a la escuela, el decir salpicado de invectivas, la afición por la trapacería” que no significan nada y, afortunadamente, no se parecen al estilo del autor del libro. Si acaso leen mi misma edición, ignoren la contraportada y la introducción.

En conclusión

Magnífico libro de principio a fin. Probablemente hay que saber un poco de historia para entender los chistes, pero el argumento es lo suficientemente cautivador como para que ello no importe demasiado. Lea con confianza (y) sin vergüenza.

Sobre los estereogramas (83 de 365 + 1)

Creo que ya hablé una vez de esto, pero no me molesta repetirme.

Por allá en los noventa y todos, llegaron unos afiches en el periódico El Tiempo que prometían a quien siguiera las instrucciones el descubrimiento de imágenes en tres dimensiones. Y no eran las de gafas rojas y azules, que también fueron populares en algún momento, sino unos patrones dibujados, como de papel tapiz, que al ser observados con los ojos “desenfocados” revelaban una imagen que parecía flotar en el aire.

La idea de poder verlos emocionaba mucho a mi padre quien cada domingo, juiciosamente nos sometía, a mí y a mis hermanos, a cansadísimas sesiones de observación que, al menos en mi caso, fueron infructuosas y decepcionantes. Creo que ninguno logró nunca ver nada, pero no recuerdo haber visto a ninguno de mis hermanos como yo, obsesionados con el asunto y desenfocando los ojos hasta quedar tuertos y sin lograr mayor cosa.

Pasaron mucho años, al menos diez, antes de que en la casa de un profesor de violín me encontrara de nuevo con uno de esos afiches y al intentarlo aquella vez, por casualidades del destino, lograra, como por accidente, ver a la estatua de la libertad volando en el cielo de ese cuarto oscuro formada por los colores de ese vetusto papel tapiz. ¡Lo había logrado!

Esa misma noche me pegué a Google a buscar las dichosas imagencitas y me encontré con el nombre, estereogramas, y cientos de pruebas para mis ojos que por fin podían disfrutar lo que me fue negado en mi infancia. Desde entonces, cada vez que puedo, lo busco en la red social que esté de moda y me permito disfrutar de ese truco visual que nunca ha dejado de sorprenderme. Y hasta en Tik Tok hay cuentas dedicadas a estas imágenes.

Les comparto entonces uno de mis favoritos abajo a ver si lo ven, que si quieren instrucciones de cómo verlo, les toca ir a otra página, pero ahí está, aunque no me crean una ardilla sosteniendo una nuez.

Reseña: Un hombre en la oscuridad (82 de 365 + 1)

Lo que me gustó

Paul Auster es uno de mis autores favoritos y compré este título en una feria del libro porque era de él y estaba barato. Curiosamente, a pesar de ser un autor americano, la mayoría de sus libros los he leído en español; y no por no haberlo buscado en su inglés original, sino porque supongo que al no ser un autor tan popular, no es rentable para las librerías importarlo si no es como traducciones.

El caso es que tenía esperanzas de leerme un buen libro y la reseña las elevó bastante porque, cito:

y mientras que el libro se mantiene cercano a la premisa es sencillamente excelente. Owen Brick es la perfecta representación del soldado común, a quien obligan a actuar de manera violenta, justificando sus acciones en ideales incomprensibles y que probablemente ni siquiera comparte. Es más, en este caso le intentan meter en la cabeza que solamente él puede terminar la guerra, a pesar de que cualquiera otro, con más entrenamiento (que sería lo más lógico), podría hacer lo que le solicitan. Por ello, su natural aversión a meterse en semejante conflicto es una muestra de sensatez que existe solo en un mundo de fantasía, pues ello mismo no está permitido a los soldados reales, a pesar de que en nuestro mundo seguramente están tan confundidos como Owen.

Por otro lado, la historia de August Brill es dulce, verdadera y conmovedora. La relación que establece Brill con su pasado y con su presente, representados los primeros en sus memorias y los segundos en la relación con su nieta, resuenan (como dicen los influencers) con cualquier lector y en particular deben tocar a aquellos que han vivido los años de guerra de Estados Unidos con Irak. El evento climático de esta historia está tan bien escrito que es imposible no sentir el corazón desgarrado con cada palabra que lo conforma.

Lo que no me gustó

La historia de Owen Brick promete muchísimo pero el autor decide cortarla de raíz casi en la mitad del libro y lo que podría haber sido un espectacular truco de metaficción resulta derivando en lo que yo considero un acto de cobardía por parte del autor. Y no es que no se haya hecho antes, puesto que existe un ejercicio similar de escritura en el cuento Continuidad de los parques, de Cortázar y no me hubiera molestado que este libro terminara igual, así se sintiera como una copia. Habría valido la pena la energía que el lector invierte en la historia de Owen.

En conclusión

No es el mejor libro de Auster y en temas de guerra sin sentido creo que se queda corto si lo comparamos con otros títulos del autor (Tombuctú o El país de las últimas cosas, por ejemplo). La historia de Brill, no obstante, por sí sola y sin la intervención de la historia de Owen es un cuento magnífico sobre estar con vida y decidir acertadamente lo que se puede hacer con esto sin arrepentirse en el intento.

Por otro lado, los párrafos de las páginas 201 a 203 (en mi edición) vivirán en mi memoria para siempre y solo por ellos vale la pena todo el libro.

Reseña: Henderson, el rey de la lluvia (64 de 365 + 1)

Lo que me gustó

A veces, leer un libro es como entrar como en la casa de un desconocido y en el caso de esta novela de Saul Bellow, la de un sujeto, Eugene Henderson, que representa la paradoja del inmortal de Borges puesto “que en un plazo infinito le ocurren a todo hombre todas las cosas”. A Henderson le ha pasado absolutamente todo en la vida, pero uno sólo se va enterando del exagerado nivel de “todez” (por llamarlo de algún modo) a medida que el personaje va relatando sus recuerdos “pasados”, inspirados por los eventos del “presente” del relato. Desde el principio uno no puede dejar de leer con tal de seguir enterándose de todo lo que este personaje ha experimentado. Como consecuencia de lo anterior, a Henderson le siguen pasando cosas inverosímiles y lo que al principio no parece dirigir a ningún lado, termina sorprendiendo al lector por lo bien conectados que resultan los discursos y sucesos del argumento.

De esa manera, un hombre occidental, un clásico Ugly American, que llega a África escapando de su vida de lujos, deseando convertirse en el clásico “salvador blanco”, resulta transformándose en una arquetípica ave de mal agüero o en una especie de Rey Midas a la inversa. Y tal vez, por eso mismo, los principios que él cree representar, como la ciencia y saberes del mundo “civilizado” son mejor manejados por los personajes con quien se encuentra, en particular por el rey Dahfu, quien reúne en su pesona la habilidad del estereotípico buen salvaje, así como el conocimiento de los más experimentados filósofos europeos a quienes podría citar de memoria si así lo pretendiera.

En resumidas cuentas, es una historia que se burla del lector, generandole expectativa tras expectativa, que se va deshaciendo de las maneras más absurdas y sin embargo, perfectamente lógicas para el desarrollo de la historia. También es magnífico, en ese sentido, que la novela se desarrolla alrededor de distintas supersticiones y de los mecanismos que usamos todos para aceptarlas o evitarlas, sin nunca ser capaces de destruirlas por completo, por más que lo intentemos.

Lo que no me gustó

Si bien es cierto que la novela bromea con las expectativas del lector, no estoy de acuerdo con las reseñas que tratan a este libro de “comedia” o que lo llaman incluso “hilarante”. Los hechos principales del libro son principalmente trágicos y ni siquiera me atrevería a decir que haya intenciones de humor negro.

Pero en sí, no tengo nada contra de libro.

En conclusión

Así como sugerí al principio de esta reseña, leer este libro es como entrar a una casa, el museo personal de una persona, si se me permite, con infinitas habitaciones llenas de sorpresas, donde al final lo más interesante va a ser encontrarse unos cerdos, un oso y un león.

Buenísima lectura.

Reseña: Trilogía de la fundación-preámbulo (54 de 365 + 1)

La cuestión es que este libro son tres en realidad, así que como quiero hacerle justicia, le haré tres reseñas en las entregas 55, 56 y 57 del año. Además, porque lo leí en veinte días, lo que para ciertos lectores no será especialmente sorprendente, pero a mí enorgullece bastante, la verdad. Mucho más (o máxime, como dicen los argentinos) porque llevo al menos quince años intentando hacerle la leída, lo que explicaré a continuación:

Ignoro cómo llegó Asimov a nuestra casa; sospecho que fue algo así como que mi hermana le recomendó el libro a mi hermano porque él estaba estudiando química o bien, él se lo recomendó a ella porque estaba estudiando química (si alguno de los dos lee esto y me lo aclara, le quedaré eternamente agradecido); y lo de la química es importante porque, como ya todos saben, Isaac Asimov era doctor en dicha disciplina, además de uno de los autores más reconocidos del género de la ciencia ficción.

Pues bien, mensualmente comenzaron a aparecer distintas títulos de Asimov regados por toda la casa, desde la mesa del comedor hasta los baños (aunque tal vez debería decir, que especialmente entre los baños), y dado que al menos cinco libros tenían en el título la palabra fundación, era imposible no sentirse atraído por la dichosa palabreja. Porque además suena misterioso ¿No creen? ¿Qué es una fundación? ¿Por qué habría una fundación en el espacio? Y, bueno, como había tantos, creo que nunca cogí el mismo, y entre prólogo y prólogo de lecturas efímeras me enteré de que existía un Hari Seldon, que existía un tal Mulo y que Asimov escribía maravillosos y divertidos recuentos de su propio biografía entre capítulos y entre cuentos. Sus lectores incluso le mandaban cartas sugiriendo que sus comentarios eran mejores que sus libros, lo que él no tomaba como halago, pero que marcó un estilo que Stephen King imitaría en sus colecciones de cuentos, especialmente Nightmares and Dreamscapes (probablemente la mejor colección de historias de terror desde las Narraciones Extraordinarias del viejo Poe).

Pero volvamos a Asimov. Dado que el primer capítulo de fundación incluye a Hari Seldon, pero ya no vuelve a aparecer más (bueno, sí, pero no), creo que el libro que más leí fue Preludio a la Fundación, porque Seldon aparecía en todos los capítulos y creía en ese entonces que él debía ser el punto más importante de la historia (después me enteraría de que no, de hecho en las últimas dos semanas lo entendí por fin, pero ello será cuestión de las siguientes entregas) y también porque este libro tiene una narración más tradicional y más fácil de entender para un adolescente (yo) que no estaba acostumbrado a leer libros de historia (pero de esto hablaré más mañana). El caso es que igual no acabé el libro, también porque se lo llevaban del baño, así que le cogí un poco de fastidio al asunto y preferí al Asimov de los cuentos durante años incontables. De este modo, llegué a apreciarlo como cuentista y a la que considero su obra cumbre en este estilo y probablemente el mejor relato de ciencia ficción de la historia: La Última Pregunta.

En fin, que evité leer la fundación tanto como pude, supongo que también porque uno de hermano menor quiere dárselas de independiente y de distinto y quería jugar a que no me gustaba lo que leían mis hermanos (de hecho me fui con Bradbury y con Clark). Pero además, creo que no sabía lo suficientemente de historia o literatura para disfrutarlo en realidad y, no me mal entiendan, Asimov es un autor accesible, pero como pasa con todos los clásicos, hay que tener un cierto estado mental para dirigirse a ellos con la madurez correspondiente. A fin de cuentas, no todos somos Matilda sacando libros de la biblioteca a los cuatro años.

En fin, que mi hermana me regaló la trilogía de la fundación por allá en una navidad pandémica y, como Sanderson me dejó con ganas de más ciencia ficción, pues finalmente me arriesgué a leer al maestro químico y…. Bueno, mañana les cuento lo demás.

Reseña: Solomán (14 de 365 + 1)

Un poco de historia

De niño, como ya he mencionado antes, leía todos los libros de la colección Torre de Papel y todavía cuento en mi poder con buena parte de esos títulos. Entre ellos, el Solomán de Ramón García Domínguez es probablemente uno de los más viejos, si no el primero, puesto que además del forrado de mi mamá que les comentaba en posts anteriores, también tiene escrito mi nombre completo sobre un sticker blanco, por lo que sospecho que es posible que el libro fuera asignado originalmente por el colegio. Y a medida que escribo creo recordar que teníamos que leer por capítulos pero yo llegué a la primera clase con el libro ya terminado por lo mucho que me gustó.

Lo que me gustó

Los súper héroes son cosa de niños (y por eso el dueño de Marvel es Disney) y no existe mayor emoción para un infante que un evento en el que se encuentran todos sus favoritos en un solo lugar y a esa edad, probablemente ocho años, este libro me ofreció la oportunidad de ver juntos a Súperman, Batman, y a Flash… que de hecho era Flash Gordon, como me explicó mi papá, no el otro Flash que aparecía en la serie de televisión (la serie que es de la misma época de Viper, no la de ahora con Flecha Verde), pero superada la desilusión, y comprendido el asunto, era emocionante verlos a todos juntos en un sólo lugar.

También me gustó mucho el personaje principal que, evidentemente, pretende enseñarle al lector que se puede salvar vidas con actos de generosidad simples y que en el mundo real, los poderes de todos los súper héroes, aunque atractivos en teoría, resultarían siendo poco prácticos y legalmente problemáticos. Y creo que, teniendo en cuenta que en las películas de Marvel y DC por más que el catálogo de súper héroes se amplíe, los problemas del mundo siguen siendo los mismos, al final el autor de este libro estaba dándole a todos los niños una saludable dosis de verdad.

Por otro lado, mi hija se rió genuínamente de los chistes mientras lo leíamos, lo que subjetivamente le dio más puntos.

Lo que no me gustó

Dado que nadie sabe quién es Flash Gordon, todavía me aburre un poco que no sea el velocista al que todos estamos acostumbrados, pero igual tampoco está mal aprender de otros personajes.

No sé qué estilo de gráficos tenga la edición actual, pero la que yo tengo presenta unas ilustraciones que pretenden emular las de tiras cómicas y a veces resultan distrayendo más que conectándose con la historia. No tengo líos con las que aparecen encima de los títulos de cada capítulo, pero las otras son más bien confusas y a veces todavía me asustan un poco. ¿Demasiado artísticas tal vez para un libro infantil?

En conclusión

El libro me encanta y me trae hermosos recuerdos de infancia y, como decía antes, es una sana dosis de realidad envuelta en humor y la búsqueda de un hombre del común (un Solomán) por entregar una amapola a una niña en el hospital.

Reseña: Salvo mi corazón, todo está bien(101 de 365)

Lo que me gustó

Dado que los protagonistas de la historia son sacerdotes, debo confesar que seguramente mi juicio respecto a esta novela va a ser un poco sesgado, ya que tiendo a ver con buen ojo las historias que se permiten discutir temas religiosos a profundidad. Pero superando mi confesión, hay muchas cosas que están muy bien presentadas en este libro. Empecemos por todas las referencias a materiales externos, tanto médicos, como poéticos y musicales, que tratan el tema del corazón y que definitivamente elevarán el conocimiento del lector respecto a este tema desde las tres perspectivas. También los recurrentes juegos de palabras que surgen de las distintas connotaciones de las cuestiones cardíacas son un deleite de lectura que prueban el ingenio del autor, no solo porque están bien incluídos en términos del ritmo de la lectura, sino porque no por ser juegos de palabras son necesariamente graciosos; algunos son tristes, otros dramáticos y hasta algunos resultan siendo trágicos.

Otro detalle que me gustó mucho fue la organización por capítulos al estilo La Historia Interminable de Michael Ende, iniciando cada sección con una letra del alfabeto; si algo, es decepcionante que la primera palabra de cada capítulo no inicie con la letra del alfabeto ahí puesta (cosa en la que Ende es magistral), pero igual el color de la letra es un claro homenaje a dicho libro y autor.

Me agrada mucho también que se incluyen códigos QR para escuchar la música clásica, casi toda ella ópera, que aparece representada a lo largo del libro. Es una ingeniosa manera de permitir al lector adentrarse en las referencias a materiales externos que son tan comunes en la literatura y que en otras épocas solamente servían para ensalzar la amplia cultura del autor y poco para ayudar a entender mejor lo que estaba pasando en la historia (te estoy mirando a ti Proust, sobrevalorado mentecato). En este libro, en cambio, se logra contextualizar al lector y casi que le sugiere que el hecho de que existan los celulares no cancela al libro, sino que incluso, posiblemente, de hecho lo puede homenajear y darle una nueva vida.

(De hecho, en una nota aparte, un libro que se beneficiaría de algo así es Las intermitencias de la muerte de Saramago. Si uno conoce las suites de chelo de Bach y el estudio de Chopin mencionados de antemano, se entiende mucho mejor el libro, pero si uno no conoce la música, puede llegar a creer que la inclusión de Chopin pretende darle seriedad o solemnidad a la especie humana, cuando realmente lo que está haciendo Saramago es burlarse a carcajadas abiertas.)

Finalmente, el libro discute todos los temas controversiales relacionados con el sacerdocio y presenta explicaciones de por qué suceden las cosas que suceden con seriedad y sin presentar favoritismos, casi que ayudándole a uno a entender por qué se comportan cómo se comportan.

Todo esto envuelto en lo que es más importante en un libro, una historia interesante y profunda que conmueve al lector, al mismo tiempo que le enseña un montón. Maravilloso libro de la A a la Z.

Lo que no me gustó

Que al sacerdote principal le gustara tanto la ópera. Nunca ha sido mi género favorito de música clásica, pero no podemos culpar al personaje por sus gustos.

En conclusión

Compren el libro y léanlo. ¡Qué esperan! a esta hora el Éxito está abierto y allá lo venden.

Sobre La Venganza de Analía (99 de 365)

Claramente, un año entero es más que suficiente para los reyes, sobre todo a punta de desayunos, almuerzos y cenas, por lo que se podrán imaginar que las “V” recomendaciones no terminaron allí, sino que me llevaron también al género del drama (Aunque creo que esta realmente empezó en 2022 y duró hasta 2023, pero supongo que podrán perdonarme mi crono-ilógica.

Si no la conocen, esta es en resumidas cuentas una reescritura de el conde de Montecristo, pero con más comentario político y, bueno, la protagonista es una mujer actuada por Carolina Gómez.

Lo que me gustó

La historia combina de manera exitosa distintos elementos de cuentos infantiles, cuentos de venganza y novelas románticas. Por ejemplo, la relación de Analía y Pablo de la Torre inicia cuando los dos son niños y los elementos que hacen que perdure son repetidos de manera convincente cuando son adultos; y de hecho recuerdo que siempre me pareció bastante acertado que Pablo no quisiera ayudar a Analía a llevar a cabo su venganza, porque al querer lo mejor para ella, no soportaba verla convertirse en una criminal. Por esto mismo, no es su aliado todo el tiempo, sino que es a veces un rival formidable.

Analía no muere de niña porque la persona a la que encargan de asesinarla decide no hacerlo, al estilo de Blancanieves, y la deja en un orfelinato, al estilo de buena parte de las novelas mexicanas y esa misma piedad que salvó a Analía de niña, se repite cuando el mismo matón decide no matar a Dora, indicando que no era una cosa de un día, sino una característica del personaje, al estilo de muchos cuentos de hadas.

Y con lo de los cuentos de venganza, la manera en que Analía lleva a cabo su campaña de desprestigio contra Guillermo (el asesino de su mamá), mientras que parece estar ayudándolo es muy divertida. Y el hecho de que la venganza se lleve a cabo al final por términos legales prueba que el personaje de Analía creció a lo largo de toda la serie.

Por otro lado, la relación de Guillermo con sus hijos es a veces sospechosamente parecida a los personajes de Succession, pero el hecho de que sea en un contexto político lo conecta más claramente con las cosas que pasan en Colombia. En general todas las actuaciones de Marlon Moreno sostienen a la novela con un hilo sólido de argumento.

Lo que no me gustó

Había demasiados flashbacks que a veces daban ganas de darle, skip porque ya habían mostrados esas mismas escenas antes. No obstante, en mi teoría conspirativa yo me temo que se debe a que los actores que se encargaban de representar a los personajes jóvenes, seguramente habían sido contratados con la promesa de aparecer mucho más en el aire pero cuando algún productor se dio cuenta de que la historia funcionaba meejor si se mantenía en el presente, se dejaron sólo algunas escenas de los actores del pasado, para cubrir dicho tiempo y no detener el avance de la novela.

La actuación de Orlando Valenzuela es pésima, es todo lo que diré al respecto.

Conclusión

En un país donde las novelas viven ensalzando a los narcotraficantes, encontrarse con que hay historias de personas que buscan hacer justicia, pero el contexto tiene elementos de cuento de hadas y adaptaciones de obras de literatura tradicionales es verdaderamente refrescante, como dicen los influencers. Vale la pena, realmente.