Películas de los Óscares VI: Barbie (68 de 365 + 1)

Así como a la gente le gustan los Legos, a la gente le gustan las Barbies y con ello, lo que quiero decir, es que pocas cosas son tan importantes para un adulto como los juguetes con que creció y las historias que construyó alrededor de sus imaginados reinos de plástico. Adicionalmente, Lego y Barbie, junto con los personajes Bambi y Nemo, sufren, lo que yo llamo, identidad extendida de marca, a saber, así como cualquier ciervo es un Bambi, cualquier bloque de construcción es un Lego y cualquier muñeca (hasta la fea despeinada del Dollarcity) es una Barbie. Con la consecuencia de que probablemente son las versiones piratas, al menos por estos lares, las que mayor comercialización reciben (lo que no es necesariamente algo malo). Teniendo eso en cuenta, y agregándole el espeluznante esfuerzo de producción y publicidad que le agregaron a esta película era imposible que no llegara a ser considerada como un contendiente serio para los premios Óscar.

Pero además, y sencillamente, la película es buena. Las tres canciones principales, Dance the Night Away, I’m just Ken y What Was I Made For son parte esencial del argumento y lo ayudan a avanzar o bien a explicar las motivaciones de los personajes. Los chistes son en su mayoría bastante buenos, empezando por la sencilla comedia física de los primeros momentos, pasando por los toques de absurdo que experimentan Barbie y Ken cuando los mundos chocan, y terminando con los discursos, entre emotivos y sardónicos, que utiliza el personaje de America Ferrera para despertar a los personajes y a la audiencia (de estos tres, y porque soy hombre supongo, mis favoritos son los de Ken y los caballos porque, se pone uno a pensar, y sí: Todos los personajes importantes de la historia aparecen montados en un caballo, lo hayan usado o no y los carros se miden por caballos de fuerza; a fin de cuentas el mundo masculino siempre se ha venido midiendo por actos de guerra de los que los caballos son siempre los vehículos y las víctimas.) La historia que cuenta la película es coherente; teniendo películas que fallan a la hora de contar una historia convincente (te estoy mirando a ti Maestro), los viajes de reconocimiento que hacen Barbie y Ken son lógicos y es evidente que muchos hombres y mujeres se pueden identificar con lo que uno y otro sienten, que al final es todo el punto de contar cualquier cuento en el formato que sea. Finalmente, si fuera necesario clasificar esa película, me atrevería a decir que es una comedia que entre chiste y chanza resulta representando aspectos de comportamiento humano sobre los que vale la pena reflexionar y llevarlos más allá de la sala de cine.

Ahora bien, los detractores de la película le hicieron un gran favor al criticarla tanto porque la pusieron aún más en el mapa, lo que los publicistas aprovecharon para crear, junto con Oppenheimer, una estrategia muy exitosa que sacó a la calle a las personas y las puso a comer maíz pira con perro caliente una vez más. En fin, que Barbie se ganó su lugar como nominada y también deberían haberlo ganado su directora y su actriz principal, así la academia no lo quiera reconocer.

Veremos hoy más tarde en qué deriva este asunto.

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